Pasean las letras
sin querer quedarse quietas,
agitadas, nerviosas, tímidas,
con esa vida propia
que les nace desde la mano creadora.
A veces corren, se atropellan,
con prisas por hallar su razón de ser,
como si su nacimiento fuera necesario
para sostener todas las estrellas del cielo.
Así, alguna cae sobre nosotros
y nos ilumina con su aura
para dejar vivo el espíritu
en un bautismo sideral.
Poema: celeste baile de letras.
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