miércoles, 3 de julio de 2019

Nuestro Macondo, sábado 29 de Junio de 2019


LUIS SUÑÉN en BERBIRIANA con NOROESTE

Muy buenos días mis queridos Diversos. Comienza julio, mes de descanso de nuestras reuniones poéticas, al igual que agosto. Es bueno separarse para extrañarse y volver a reencontrarnos con toda la poesía que habite en nosotros en estos días de separación.
Pero el sábado compartimos mesa y café y los versos que acudieron, comenzamos con un recorrido por las leyendas e historias antiguas de San Andrés de Teixido, y también recuerdos compartidos de dos ferrolanos.
Comenzamos comentando el libro de poemas de Luis Suñén,  Noroeste, que presentó en Berbiriana el pasado miércoles. Poemas, prosa poética, microrrelatos, hay opiniones para todo. Pero está bien conocer para decidir.  Leímos algunos versos. 
Y después vinieron los versos de PacoA ti peregrino sin fin, que recorres los caminos de los sueños.... cielos que reflejan las estrellas que te guían, versos que forman parte de un proyecto a varias lenguas, Paco siempre pensando en novedades y versos. Y Rosalía nos anunció que Buscando una poesía bajo la sombra del cielo gris, escupir rayos de luz....., volvieron a bailar certeramente las palabras en su libreta azul y las compartió con nosotros. Y escribió también una décima dedicada al verano, comentando que En el sur es un tirano, ..... y aquí se hace larga la espera. Nos congratula recibir de nuevo sus versos. Y llegó Carmen acompañada de los vapores de anís y de la magia, nos interpretó una canción que incorporó hace poco a su repertorio, Qué vendrá?, que vendrá? Describo mi camino. La cantó entre francés y castellano y se paró el tiempo y acariciamos las almas con su magia. Gracias Carmen. 
Y nos separamos para volver a reencontrarnos bajo la atenta mirada de García Márquez el sábado 7 (bonito número)  de septiembre recordando aquí las palabras de Gil de BiedmaAmistad a lo largo, que son un clásico en nuestras despedidas:

«Amistad a lo largo» Gil de Biedma

Pasan lentos los días
y muchas veces estuvimos solos.
Pero luego hay momentos felices
para dejarse ser en amistad.
        Mirad: somos nosotros.
Un destino condujo diestramente
las horas, y brotó la compañía.
Llegaban las noches. Al amor de ellas
nosotros encendíamos palabras,
las palabras que luego abandonamos
para subir a más
empezamos a ser los compañeros
que se conocen
por encima de la voz o de la seña.
Ahora sí. Pueden alzarse
las gentiles palabras
-esas que ya no dicen cosas-,
flotar ligeramente sobre el aire;
porque estamos nosotros enzarzados
en mundo, sarmentosos
de historia acumulada,
y está la compañía que formamos plena,
frondosa de presencias.
Detrás de cada uno
vela su casa, el campo, la distancia.
Pero callad.
Quiero deciros algo.
Sólo quiero deciros que estamos todos juntos.
A veces, al hablar, alguno olvida
su brazo sobre el mío,
y yo aunque esté callado doy las gracias,
porque hay paz en los cuerpos y en nosotros.
Quiero deciros cómo todos trajimos
nuestras vidas aquí, para contarlas.
Largamente, los unos a los otros
en el rincón hablamos, ¡tantos meses!
que no sabemos bien, y en el recuerdo
el júbilo es igual a la tristeza.
Para nosotros el dolor es tierno.
¡Ay, el tiempo! Ya todo se comprende.
Que los días de verano estén llenos de besos y versos, nos vemos en septiembre,
Ángeles,