Milleiros de familias arrastradas das súas casas, milleiros de vidas destragadas, milleiros de bagoas...
Canción última
Pintada, no vacía:
pintada está mi casa
del color de las grandes
pasiones y desgracias.
Regresará del llanto
adonde fue llevada
con su desierta mesa,
con su ruinosa cama.
Florecerán los besos
sobre las almohadas.
Y en torno de los cuerpos
elevará la sábana
su intensa enredadera
nocturna, perfumada.
El odio se amortigua
detrás de la ventana.
Será la garra suave.
Dejadme la esperanza.
Miguel Hernández.
Uno de los Grandes. Gracias por traerlo. Estos tiempos necesitan esa esperanza
ResponderEliminarQue bueno, es oportuno el momento y desde luego lo más oportuno: la esperanza.
ResponderEliminarGracias Ana.