miércoles, 9 de enero de 2013

En recuerdo del poeta estonio Andres Ehin


En homenaje a su memoria, Impedimenta ofrece su poema “Lõpmatus” (‘Infinitud’), de 1968, en su versión original estonia, en la gallega que aparece en la antología mencionada y en traducciones inéditas al español y el catalán. 

Albert Lázaro-Tinaut 


Lõpmatus 

F. García Lorcast tema enda motiividel 

Jalakas mõistab sind ja mõistab mätas. 
Hapuoblikas teab sinust öelda kõik. 
Isegi ämblik saab sinust aru. 
Sinust, sa eales silmi ei sule. 

Muda kuulab sind, päike sind kuulab. 
Kõnetad orast ja kändu kõnetad. 
Kalad tulevad su juurde ja lumi tuleb 
su juurde, sa eales silmi ei sule. 

Kass tunneb sind ja tunneb sind valgus. 
Sinu südamekambris on vaal ja orav. 
Raudrohi ihkab olla su juus. 
Kaljud kirevad sinust kui kikkad. 
Sinust, sa eales silmi ei sule. 

Sinust, sa eales silmi ei sule. 
Möödub kõigist karidest su hääle laev. 
Jäävad välkuma lõhnavate sõnade pistodad. 
Silmapiiri mähid ümber väikese sõrme. 
Ja kuklas tunned omaenese kauget pilku. 



Infinitude 

Verbo de F. García Lorca, sobre os seus propios motivos 

Enténdete o olmo e enténdete un carolo. 
A aceda sábeo todo de ti. 
Mesmo unha araña te entende. 
Ti, que nunca pecharás os ollos. 

Escóitate a lama, escóitate o sol. 
Falas cos gromos e falas cunha garocha. 
Os peixes achéganseche e a neve vén 
a ti, que nunca pecharás os ollos. 

Coñécete un gato e coñécete a luz. 
Nos teus ventrículos están a balea e o esquío. 
O teu pelo ansía ser milfollas. 
As rochas cantan de ti coma galos. 
De ti, que nunca pecharás os ollos. 

De ti, que nunca pecharás os ollos. 
O barco da túa voz esquiva os farallóns. 
Dagas de aromas verbais escintilarán por sempre. 
Has de envolver o horizonte arredor do dedo maimiño. 
E sentir, fixa na caluga, a túa propia mirada distante. 

Versión de Manuel Barbeito y Manuela Palacios 



Infinitud 

Sobre Federico García Lorca, alrededor de sus propios motivos 

El olmo te entiende y te entiende un tormo. 
La acedera lo sabe todo de ti. 
Incluso una araña te comprende. 
A ti, que nunca cerrarás los ojos. 

El lodo te escucha, el sol te escucha. 
Hablas con los brotes y con un tocón hablas. 
Los peces se te acercan y la nieve llega 
a ti, que nunca cerrarás los ojos. 

Te conoce un gato y te conoce la luz. 
En tus ventrículos habitan la ballena y la ardilla. 
Tu pelo ansía ser la milenrama. 
Las rocas te cantan como lo hacen los gallos. 
A ti, que nunca cerrarás los ojos. 

A ti, que nunca cerrarás los ojos. 
El barco de tu voz sortea los peñascos. 
Dagas de palabras aromadas van a brillar por siempre. 
Envolverás el horizonte alrededor del meñique. 
Y sentirás fija en la nuca tu propia mirada distante. 

Versión de Arturo Casas 

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