domingo, 5 de marzo de 2017

Nuestro Macondo sábado 24 de febrero de 2017




Crónica de una mañana soleada

En el rincón del Macondo, una mañana soleada, en el techo un compañero, esperando por sus versos, versos que no querían llegar, en una mañana de sol y carnaval.
Hoy el rincón estaba dormido, en el silencio de una mañana de olvidos, con el eco de otros sábados, apagado y triste su espacio, a las doce llegaron Mónica y su hija, y esta Rosalía les animó a escuchar una poesía por el cumpleaños de las más grande de las Rosalías, y así, con la voz de la tristeza de una despedida, una niña escuchó por primera vez estos versos:

Adiós, ríos; adiós fontes;
Adiós, regatos pequenos;
Adiós, vista dos meus ollos:
Non sei cando nos veremos.
Miña terra, miña terra,
Terra donde eu me criei,
Hortiña que quero tanto,
Figueiriñas que prantei,
Prados, ríos, arboredas,
Pinares que move o vento,
Paxariños piadores,
Casiña do meu conteto…”

Mientras Agueda los oía, su madre Mónica se animó a leer este poema de emotivos
recuerdos: “Desde el corazón de mi madre, en la semilla que allá dejó mi abuela, de allí se enraízan las venas, que hoy surcan y riegan, mis formas grandes…suaves y tiernas.Tiernas como era el regazo de ella…”
Y así, roto el silencio, de una mañana callada, disfrutamos las tres de la sonrisa de un poeta que desde el techo nos escuchaba, y hoy debería escribir a mi tocaya un verso, si bien, no me atrevo, y os emplazo para que entre todos, el próximo sábado, volvamos a recordar a esa mujer morena que tanto amó a esta su tierra. Un beso y el sábado que viene os veo.


Rosalía Ajamil. 

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