Miguel Angel es un asiduo concurrente a nuestros encuentros sabatinos, buen conversador, de sonrisa franca y amable, nos alegó una mañana con estos poemas que compartimos.
No
es necesario escribir versos en un papel
ni en ningún soporte
multimedia al uso.
A mí
me alcanza el mapa completo
de tu cuerpo
para dejarnos lluvias de
letras por la piel,
empaparnos de espumas
y ligar labios en besos
deseados.
A mí
me alcanzan tus montañas y
tus valles,
en la desnudez de las
mañanas
trazar itinerarios de
caricias
y explorar el éxtasis de
paraísos epiteliales.
A mí
me alcanza decir ... sin
decir palabras.
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Las espumas
Abrazo las espumas de tu
cuerpo
en una pasión incontenida
de tiempos y espacios,
en una sed,
en un intento acaso de beber
un sorbo
del agua de tu vida
la que brota de tu amor
turgente,
montes insinuantes de tu
cordillera
la que destila tu secreto
interno
de amanecer joven,
camino al éxtasis,
al paraíso divino de lo
humano.
Perdido en tí,
en tu cielo de lunares,
buscando la polar del deseo,
en el encanto del poro a
poro,
del beso al beso,
de la caricia atrevida al
más allá,
a la imaginación imaginada,
al sudor de cuerpos,
al calor de almas.
Abrazo las espumas de tu
cuerpo
navegando tu mar arrebolada.
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Dibujan
mis dedos por tu espalda
figuras de estrellas y
deseos
prendidos de ramas de
almendros florecidos
que visten tu piel de
primaveras vírgenes.
Y pierdo y abandono mis
sentidos
por tus húmedas praderas
verdes.
Bebo tus aguas cristalinas y
beso tus espumas.
Cierro mis ojos con los
sueños
de las cortinas de tu alcoba
mientras haces de mi casa un
entretiempo
para llegar al gozo de tus
besos.
Y tiemblo y palpito y
estremezco
con tu propio interior, con
tus esencias,
o solo con el hecho de
percibir tu aroma.
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Y
dices que mis letras embriagan tus sentidos
mientras escriben mis dedos
por tus labios
buscando horizontes de
líneas paralelas,
para llenar de besos tus
espumas,
y sentir en la boca tus
esencias todas.
Se queda tu silueta
suspendida
en el punto del gozo
compartido
y tus manos revolotean
curiosas
por lo concreto de mi mismo,
en ese dulce placer de los
licores
que nos toman la noche y el
encuentro.
En A Coruña, 2015 02 16
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