Viajar de un cuerpo
a otro.
De un color celeste
a otro
Sin preocuparte por
la noche,
Por el frío o la
hora de mañana.
Observar la espiral
tatuada en algunos ojos
Que se cruzan
contigo.
Y continuar tu
camino sin mirar atrás.
Atrapar la calma que
te mira tras el cristal de una ventana.
Un paisaje homogéneo
lleno de vida.
Tragar mil deseos en
un suspiro
Y guardar tesoros en
tus silencios de oro.
Acariciar su pelo
mientras hueles las nubes.
Correr sobre salitre
esquivando olas.
Ver el cielo de la
habitación
Desnuda a su lado.
Hacer la maleta sin
pensar en el viaje.
Dormirte muy lejos
de tu ciudad
viendo una luna
desde el autobús.
Caminar oliendo el
viento nómada.
Probar labios
ajenos.
Descubrir cómo es
de verdad una persona
Sin máscaras, sin
intereses.
Encontrar la
transparencia
En la primera
mirada.
Ser transparente en
la primera palabra.
Escribir poesía en
una tarde-noche de tormenta.
Cubrirte de libertad
en cada paso.
Taparte con el calor
de otro cuerpo
En una noche que
dura hasta la tarde
De mañana.
Parir amor en cada
gesto
Y saber que tu olor
eres tu sin perfumes.
Elevarte en un rayo
y descender con la lluvia.
Tocar la lluvia.
Tocar la vida.
Rosalía Rodríguez
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