domingo, 16 de febrero de 2014

Wislawa Szymborska en dos idiomas

Yustyna Graczyk nos deleita con versos de Wislawa Szymborska en
su idioma original, el polaco.
No es frecuente encontrar a quien pueda transmitir, desde un idioma extranjero, la magia de un poema. Y la encontramos en Yustina Graczyk, una joven docente polaca que, además de su polaco materno, habla un castellano que ha cultivado con esmero.
Dado ese hecho insólito, más tratándose de un idioma de tronco eslavo, me tomé el atrevimiento de buscar textos de Wislawa Szymborska, en su versión polaca y las traducciones que encontré en los entreverados espacios del universo de los bits.
Está claro que desconozco el polaco y que recurrir al "traductor automático" hubiera sido una traición a los textos y más a los lectores, por lo que luego de varios intensos intentos, os presento mi trabajo.

Se nos ha enseñado que sólo el hombre tiene un alma inmortal. Si hoy hablamos de modo diferente sobre una línea que nos separa del resto de los seres vivos, ¿esto quiere decir que tal línea, para nosotros, no existe? Sentimos que existe y, para usar una expresión anticuada, eso se debe a la conciencia y el libre albedrío de los seres humanos. En otras palabras, sólo nosotros experimentamos la culpa, entre la inocencia universal de la naturaleza. Y este es el tema del poema de Wislawa Szymborska.

Elogio de la mala conciencia de uno mismo

El buitre no tiene nada que reprocharse
los escrúpulos le son ajenos a la pantera negra.
No dudan de lo apropiado de sus actos las pirañas.
El crótalo se acepta sin complejos a sí mismo.


No existe un chacal autocrítico.
El tábano, la langosta, la tenia y el caimán
viven como viven y así están satisfechos.


De cien kilos es el corazón de la orca,
pero no le pesa.


Nada más animal
que una conciencia limpia
en el tercer planeta del Sol.
(Traducción de Abel a. Murcia Soriano)


De un tema similar trata este otro poema: el tormento a uno mismo que nos aqueja en la madrugada.

Las cuatro de la madrugada

Hora de la noche al día.
Hora de un costado al otro.
Hora para treintañeros.


Hora acicalada para el canto del gallo.
Hora en que la tierra niega nuestros nombres.
Hora en que el viento sopla desde los astros extintos.
Hora de y-si-detrás-de-nosotros-no-quedara-nada.


Hora vacía.
Sorda, estéril.
Fondo de todas las horas.


Nadie se siente bien a las cuatro de la madrugada.
Si las hormigas se sienten bien a las cuatro de la madrugada,
habrá que felicitarlas. Y que lleguen las cinco,
si es que tenemos que seguir viviendo.
(Traducción de Gerardo Beltrán)


La poesía de Szymborska tiene una fuerte influencia de la ciencia moderna. Ella asume que la línea divisoria entre nosotros y el resto de la naturaleza es tenue. Por otra parte, ella sabe que nuestros hábitos inveterados nos predisponen a ver a los animales e insectos con un sentimiento de que tenemos un privilegio especial. De ahí su irónico poema.

Visto desde arriba

Sobre un sendero yace un escarabajo muerto.
Ha doblado con cuidado sus tres pares de patitas sobre el vientre.
En lugar del caos de la muerte –orden y esmero.
El horror de esta imagen es moderado,
el alcance estrictamente local, entre la grama y la menta.
La tristeza no contamina.
El cielo es azul.


Para nuestra tranquilidad su muerte es más superficial,
los animales no fallecen, simplemente, se mueren
perdiendo –queremos creerlo—menos sentimiento y menos mundo,
al abandonar –pensamos—un escenario menos trágico.
Sus ánimas sumisas no nos asustan de noche,
respetan la distancia, saben qué es el rigor.


Y aquí está sobre el sendero el escarabajo muerto,
en un estado no lamentable brilla el sol.
Da lo mismo pensar en él o mirarle:
no parece que le haya pasado nada importante.
Lo importante, dicen, sólo está unido a nosotros.
Sólo a nuestra vida, sólo a nuestra muerte,
la muerte que se regocija de su forzada primacía.
(Traducción de Elzbieta Bortkiewicz)


La poesía en el siglo veinte se ha ido moviendo, por lo menos en una de sus ramas, hacia el ensayo filosófico, y a esto lo ha acompañado el que se hayan hecho borrosas las fronteras entre los géneros literarios. Si la abstracción es peligrosa para la poesía, esta tendencia sin embargo contribuye a su capacidad para hacerse algunas preguntas básicas sobre la estructura del universo. Un poema de Wislawa Szymborska opone lo humano (es decir, el lenguaje) al mundo inanimado y muestra que nuestro entendimiento de él es ilusorio. En lo personal, creo que ella es demasiado científica y que no estamos tan separados de las cosas.

Paisaje con un grano de arena


Lo llamamos grano de arena.
Pero él no se llama a sí mismo ni grano ni arena.
Prescinde de nombre
común, individual,
fugaz, duradero,
erróneo o adecuado.


Indiferente a nuestra mirada, al tacto.
No se siente ni visto ni tocado.
Y si cae en el alféizar de la ventana
la vivencia es nuestra, no suya.
A él tanto le da donde caer
sin la certeza de estar cayendo
o de haber caído ya.


Desde la ventana hay una bella vista sobre el lago,
pero esta vista no es capaz de verse a sí misma.
Incolora, informe,
inaudible, inodora
e indolora vive en este mundo.


El fondo del lago nunca toca el fondo,
sus orillas no tienen orillas.
Sus aguas no se mojan ni tampoco se secan.
Las olas no se sienten singulares ni plurales.


Susurran sordas a su susurro
entre piedras ni pequeñas ni grandes.
Y todo sucede bajo un cielo de por sí inceleste,
donde el sol se pone sin ponerse nunca
y sin ocultarse se oculta tras una nube inconsciente,
que el viento alborota por el mero impulso
de soplar.


Transcurre un segundo.
Otro segundo.
Un tercer segundo.
Pero son sólo nuestros tres segundos.


El tiempo ha volado cual mensajero con una noticia urgente.
Pero sólo es un símil por nosotros elaborado.
Personaje inventado, atribuida la prisa,
inhumana la noticia.
Escribir es una vocación pero muchos escritores lo experimentan como una maldición y una carga. En cierto modo, se sienten como le sirvieran de instrumentos a una fuerza ajena a ellos. Pero el acto de escribir, ya sea una bendición o una maldición, también puede tratarse con humor por parte de sus practicantes, y en los divertidos versos que siguen la palabra “poemas” al final de las líneas sirve para resaltar lo raro de esa ocupación.

En elogio de mi hermana

Mi hermana no escribe poemas
y es improbable que de pronto se ponga a escribir poemas.
Le viene de mi madre, que no escribió poemas,
y de su padre, que tampoco escribió poemas.
Me siento a salvo bajo el techo de mi hermana:
nada pondrá al esposo de mi hermana a escribir poemas.
Y aunque la cosa suena a poema de Adam Macedonski,
a ninguno de mis parientes le da por escribir poemas.


En el escritorio de mi hermana no hay poemas viejos
ni poemas nuevos en su bolsa.
Y cuando mi hermana me invita a comer,
sé que no es con la intención de leerme poemas.
Cocina sopas soberbias con facilidad,
y su café no se derrama sobre manuscritos.


En muchas familias nadie escribe poemas,
pero cuando no es así, rara vez es uno solo.
A veces la poesía fluye en cascadas de generaciones,
lo cual instala temibles remolinos en las relaciones familiares.


Mi hermana cultiva una decente prosa hablada,
toda su producción literaria está en tarjetas postales
que prometen la mismo cada año:
que cuando vuelva,
nos va a contar todo,
todo,
todo.
(Traducción: Blog de la Redacción)


Utopía
Una isla donde todo se aclara.
Ahí se pisa la tierra firme
de las pruebas.
Hay un solo camino, el de la llegada.
Los arbustos encorvados se pliegan bajo el peso
de las respuestas.
Ahí crece el árbol de la Hipótesis Adecuada
con las ramas desenredadas desde siempre.
El árbol de la Comprensión, deslumbrante, recto,
junto al manantial que susurra: “Es así.”
Más se interna en el bosque, más se abre
el Valle de la Obviedad.
Si surge una duda, la desvanece el viento.
El eco, sin que nadie se lo pida, toma la palabra
con ganas,
y aclara los misterios del mundo.
A la derecha, una cueva donde hay sentido.
A la izquierda, el Lago de la Profunda Convicción.
La verdad se desprende del fondo y ya flota en la
superficie.
La Seguridad Intocable domina el Valle.
Desde su cumbre se contempla la esencia de las cosas.
A pesar de tantos atractivos la isla está despoblada,
y las pequeñas huellas de los pies, reconocibles
en la orilla,
se dirigen todas, sin excepción, al mar.
Como si sólo se hubieran ido desde allí
para volver a sumergirse, sin remedio,
en una vida inconcebible.





Fuentes: Cszeslaw Milosz: A Book of Luminous Things. Harcourt, Brace & Company. Nueva York, 1996.//Wislawa Szymborska: El gran número. Fin y principio y otros poemas. Edición al cuidado de Maria Filipowicz-Rudek y Juan carlos Vidal. Hiperión, Madrid, 1997.


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Elogio de la mala conciencia de uno mismo
Pochwała złego o sobie mniemania

    Myszołów nie ma sobie nic do zarzucenia.
    Skrupuły obce są czarnej panterze.
    Nie wątpią o słuszności czynów swych piranie.
    Grzechotnik aprobuje siebie bez zastrzeżeń.
    Samokrytyczny szakal nie istnieje.
    Szarańcza, aligator, trychina i giez
    żyją jak żyją i rade są z tego.
    Sto kilogramów waży serce orki,
    ale pod innym względem lekkie jest.
    Nic bardziej zwierzęcego
    niż czyste sumienie
    na trzeciej planecie Słońca.






Las cuatro de la madrugada

Czwarta nad ranem


Godzina z nocy na dzień.
Godzina z boku na bok.
Godzina dla trzydziestoletnich.

Godzina uprzątnięta pod kogutów pianie.
Godzina, kiedy ziemia zapiera nas.
Godzina, kiedy wieje od wygasłych gwiazd.
Godzina a-czy-po-nas-nic-nie-pozostanie.

Godzina pusta.
Głucha, czcza.
Dno wszystkich innych godzin.

Nikomu nie jest dobrze o czwartej nad ranem.
Jeśli mrówkom jest dobrze o czwartej nad ranem
- pogratulujmy mrówkom. I niech przyjdzie piąta,
o ile mamy dalej żyć.


Utopia

Wyspa, na której wszystko się wyjaśnia.

Tu można stanąć na gruncie dowodów.

Nie ma dróg innych oprócz drogi dojścia.

Krzaki aż uginają się od odpowiedzi.

Rośnie tu drzewo Słusznego Domysłu
o rozwikłanych odwiecznie gałęziach.

Olśniewająco proste drzewo Zrozumienia
przy źródle, co się zwie Ach Więc To Tak.

Im dalej w las, tym szerzej się otwiera
Dolina Oczywistości.

Jeśli jakieś zwątpienie, to wiatr je rozwiewa.

Echo bez wywołania głos zabiera
i wyjaśnia ochoczo tajemnice światów.

W prawo jaskinia, w której leży sens.

W lewo jezioro Głębokiego Przekonania.
Z dna odrywa się prawda i lekko na wierzch wypływa.

Góruje nad doliną Pewność Niewzruszona.
Ze szczytu jej roztacza się istota rzeczy.

Mimo powabów wyspa jest bezludna,
a widoczne po brzegach drobne ślady stóp
bez wyjątku zwrócone są w kierunku morza.

Jak gdyby tylko odchodzono stąd
i bezpowrotnie zanurzano się w topieli.

W życiu nie do pojęcia.

Visto desde arriba
Widziane z góry
Na polnej drodze leży martwy żuk.
Trzy pary nóżek złożył na brzuchu starannie.
Zamiast bezładu śmierci - schludność i porządek.
Groza tego widoku jest umiarkowana,
zakres ściśle lokalny od perzu do mięty.Smutek się nie udziela.
Niebo jest błękitne. 
Dla naszego spokoju, śmiercią jakby płytszą
nie umierają, ale zdychają zwierzęta
tracąc - chcemy w to wierzyć - mniej czucia i świata,
schodząc - jak nam się zdaje - z mniej tragicznej 
sceny.
Ich potulne duszyczki nie straszą nas nocą,
szanują dystans,
wiedzą, co to mores. 
I oto ten na drodze martwy żuk
w nieopłakanym stanie ku słonku polśniewa.
Wystarczy o nim tyle pomyśleć, co spojrzeć:
wygląda, że nie stało mu się nic ważnego.
Ważne związane jest podobno z nami.
Na życie tylko nasze, naszą tylko śmierć,
śmierć, która wymuszonym cieszy się 
pierwszeństwem.
Paisaje con un grano de arena
Widok z ziarnkiem piasku
Zwiemy je ziarnkiem piasku.
A ono siebie ani ziarnkiem, ani piasku.
Obywa się bez nazwy
ogólnej, szczególnej,
przelotnej, trwałej,mylnej czy właściwej.
Na nic mu nasze spojrzenie, dotknięcie.
Nie czuje się ujrzane i dotknięte.
A to, że spadło na parapet okna,
to tylko nasza, nie jego przygoda.
Dla niego to to samo, co spaść na cokolwiek,
bez pewności, czy spadło już,
czy spada jeszcze.
Z okna jest piękny widok na jezioro,
ale ten widok sam siebie nie widzi.
Bezbarwnie i bezkształtnie,
bezgłośnie, bezwonnie
i bezboleśnie jest mu na tym świecie.
Bezdennie dnu jeziora
i bezbrzeżnie brzegom.
Nie mokro ani sucho jego wodzie.
Nie pojedynczo ani mnogo falom,
co szumią głuche na swój własny szum
wokół nie małych, nie dużych kamieni.
A wszystko to pod niebem z natury bezniebnym,
w którym zachodzi słońce nie zachodząc wcale
i kryje się nie kryjąc za bezwiedną chmurę.
Targa nią wiatr bez żadnych innych powodów,
jak tylko ten, że wieje.
Mija jedna sekunda.Druga sekunda.
Trzecia sekunda.
Ale to tylko nasze trzy sekundy.
Czas przebiegł jak posłaniec z pilną wiadomością.
Ale to tylko nasze porównanie.
Zmyślona postać, wmówiony jej pośpiech,
a wiadomość nieludzka.




En elogio de mi hermana
Pochwała siostry
Moja siostra nie pisze wierszy
i chyba już nie zacznie nagle pisać wierszy.
Ma to po matce, która nie pisała wierszy,
oraz po ojcu, który też nie pisał wierszy.
Pod dachem mojej siostry czuje się bezpieczna:
mąż siostry za nic w świecie nie pisałby wierszy.
I choć to brzmi jak utwór Adama Macedońskiego,
nikt z krewnych nie zajmuje się pisaniem wierszy.


W szufladach mojej siostry nie ma dawnych wierszy
ani w torebce napisanych świeżo.
A kiedy siostra zaprasza na obiad,
to wiem, że nie w zamiarze czytania mi wierszy.
Jej zupy są wyborne bez premedyacji,
a kawa nie rozlewa się na rękopisy.


W wielu rodzinach nikt nie pisze wierszy,
ale jak już-to żadko jedna tylko osoba.
Czasem poezja śpiewana spływa kaskadami pokoleń,
co stwarza groźne wiry w uczuciach wzajemnych.


Moja siostra uprawia niezłą prozę mówioną,
a całe jej pisarstwo to widokówki z urlopu,
z tekstem obiecującym to samo każdego roku:
że jak wróci,
to wszystko
wszystko
wszystko opowie. ”










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