Ángeles
La inmensa soledad de un Macondo lleno. La inmensa tristeza de la sincera respuesta del silencio a la amistad de las letras. Allá en la cueva, al fondo, Odiseo espera solo, solamente que Polifemo convertido en tiempo se duerma y poder clavarle un afilado verso en su único ojo. Atravesarle el ojo, que el tiempo se ciegue y así poder huir, escapar, olvidar que sus compañeros convertidos en sueños, ilusiones, fantasías se han diluido en gotas de lluvia bajo el ardiente sol del tempranero mayo que huye, se olvida mar adentro en busca de la ansiada Ítaca y poder abrazar a su Penélope.
El silencio
El silencio de una tarde
donde lo único que se oye
son risas
conversaciones
música, la radio
el chocar de las tazas de café
el silencio de la música en la radio
el sonido de las cucharillas al caerse
el silencio del silencio
silencio
y después… Francisco E. Vila, 20-5-22
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