lunes, 16 de mayo de 2022

Nuestro Macondo, viernes 13 de mayo de 2022

 


Muy buenas  noches mis queridos Diversos, el viernes pasado hubo encuentro de titanes y así nos lo explica Paco, ahí su poema.
Besos y versos para todos.
Ángeles.

Por los senderos de la vida hacia el Macondo, allí constatamos lo olvidados que nos tienen y al fin nos encontramos D. Antonio y yo, como náufragos dos leyendas de la vida, sobre todo de la vida de él, una enciclopedia de saber y conocimiento. En la plaza mayor del Macondo de Gabriel GM, ya hablando en confianza, en una esquina ajena a la de siempre contamos y recordamos los pasos que da la vida, sobre todo la de él que abarca una vuelta completa a la tierra y a uno o dos planetas más, y yo intentando acompañarlo en el viaje que nos convierta en leyenda. Y como hablamos tanto no tuve tiempo de leer algo mío ni de crear una instantánea, por lo tanto, me invento una foto, os paso uno de mis poemas duros y así me desahogo de esta vida que intentamos disfrutar. Ah y no olvidaros ¡Hasta el próximo viernes a las seis de la tarde en la mesa del fondo del MACONDO!




¡Maldita sea!


¡Maldita sea!

Crujió el roble

sobre el bosque

al primer aliento

de la tierra.


¡Maldita sea!

Gritó el roble

aferrando sus raíces

a la tierra.


¡Maldita sea!

¿¡No lo entiendes, Madre!?


No soy yo

el que destroza tus laderas


No soy yo

el que arrasa las praderas.


No soy yo

el que ahonda en tus entrañas

retorciendo tus paredes

destrozando tus abismos

agostando el mar que te refresca.

No soy yo

porque unido a ti estoy

porque formo parte de tu piel

porque me das la vida

y yo la vida

también se la doy

a él.


No soy yo, Madre

no soy yo.


No es el mar embravecido.


No es el río desbordado.


No es la lluvia torrencial

ni el calor

ni el frío.


Sabes quién es, Madre

lo sabes y te duele

le has dado todo

todo

que es lo único que tiene

y aún así

lo desprecia


lo destruye


y no huye

y eso es lo más extraño

pues él

sólo a ti

te tiene.


Sólo a ti te tenemos, Madre

y solos aquí nos quedaremos

esperando tu perdón

y el perdón del tiempo.




que nos quede. Francisco E. Vila, 2018


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