sábado, 6 de noviembre de 2021

Nuestro Macondo, Sábado 6 de Noviembre de 2021

 



Muy buenas tardes otoñales mis queridos Diversos. Hoy nuestra crónica viena isleña, viene canaria y viene nostálgica. Rosalía Ajamil nos deja sus vuelos de mariposas y nos recuerda lo fácil que es volar con la imaginación. Soñemos y volemos en nuestro sábado, entre besos y versos.

Ángeles.


Otoño, a 6 de noviembre del año 2021


Desde aquí puedo percibir el aroma a hierba mojada, entremezclada con erizos de castañas, cierro los ojos y siento pasar las hojas, deslizo mis pies por una alfombra persa que crujen con sus notas, esperando un remolino, la explosión de un mosaico de música y de color. Abro los parpados y vuelve a ser primavera, y mis pisadas se desplazan por piedras de lava negra, rodeada de plataneras, en una eterna primavera, de mares color turquesas, que en mi corazón se abaten con olas de mareas que vienen de tierras gallegas. Me acompañan un sin fIn de mariposas, rumbo al fondo del Macondo.

¡ES TAN FACIL VOLAR COMO LAS MARIPOSAS! Nos empeñamos en subir en aviones de acero, en barcos de hierro, para cruzar cielos y océanos, y cuántas veces, solo con cerrar los ojos, por favor hacerlo, podemos vernos.

Paco no te rías, que tú sabes mucho de sueños, cierra tus ojos un momento, es nuestro momento para volar al rincón de nuestros sueños, vestidos de verso. Los tengo cerrados y ya os estoy viendo. Un Angel se empeña en poner orden, Antonio le desbarata todo, con la sonrisa cómplice y la mirada alegre de Placeres, disimulada bajo el ala de un sombrero. Ey, entra Carmen, abrazos y besos, y no es el anís sino la ternura de su voz la que nos hace estremecer el cuerpo.

Mientras Ida Vitale, hoy invitada, nos espera, con sus versos sobre la mesa, llegan y se le cuelan los versos de la cosecha desde Jerez, que nos hacen erizar la piel, y sobre ellos revolotean las palomas mensajeras que vuelan con sus cartas hasta el rincón para hablarnos de Estambul, de su mar y su cielo azul. Todo se detiene, esta vez es Perico quién asoma su pico, nos trae libros ilustrados con versos de hace siglos, se sienta un rato, y al rato se levanta, y deja su sitio a nuestra poeta ourensana que callejea con sus versos por las calles, bares y museos, de Madrid.

Ida Vitale desde la mesa mira al techo, le sonríe Gabo y le dice - tú espera-, cuando entra otra de nuestras poetas por la puerta, esta vez, trae un libro azul en él que brilla una maleta, con la sonrisa de la ilusión dibujada en su cara, nos cuenta María José que está emocionada, viene acompañada de Don Quijote, quién presto se arranca con una copla y nos declama con su versátil gracia que la Maleta Roja está llena de emocionantes palabras, sonríe María con su dulzura y Mari Carmen aplaude, se suman a las sonrisas, Ana y Guillermo, quién muestra la “rabiosa” actualidad, bajo su brazo un periódico viejo en su eterno movimiento. Ida está asombrada, permanece en la mesa, alegre y callada.

Ya no queda apenas sitio, toma la palabra Paco quién le dedica, de sus letras, un romántico poema de bienvenida a IDA, a la que verso y voz entusiasman dejándola, sin palabras. El reloj, inexorable no ha dejado de latir con su tic tac, sin quererse rezagar, van a dar la una ya.

Ha sido para todos un honor que Ida Vitale nos haya querido acompañar en esta entrañable jornada, ha quedado tan fascinada, que nos dice que le gustaría ser nuestra próxima invitada, que se ha quedado con las ganas de poder tomar la palabra, y como no, nuestro Angel ¡qué la Poesía guarda!, le cursa la invitación de honor ¡para la siguiente jornada!, y con las disculpas de rigor, en este nuestro gallinero de versos, nos riñe un momento, y nos deja para todos, de la grande Vitale, este poema de recuerdo, que para mi gusto ¡viene muy a cuento!

Érase un bosque de

palabras,

una emboscada de

lluvia de palabras,

una vociferante o una

convención de

palabras,

un musgo delicioso

susurrante,

un estripeteo, un oral de

arcoíris

de posibles, oh leves

leves disidencias leves,

érase el pro y el contra

el sí y el no,

multiplicados árboles

con voz en cada una de

sus hojas.


Ya nunca más, diríase

el silencio.


Abro los párpados y parpadeo porque a todos, y a cada uno, os he visto y os he sentido. Antes de abrirlos se me ha posado una mariposa y me ha soplado al oído que Gabo se ha reído cuando ha oído el CLAP del cierre de mi Libreta.

Un beso a todos los citados y omitidos de Rosalía, un poco oxidada en comas, puntos y comas, acentos y demás elementos que aunque pase el tiempo no aprendo,


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