Nuestro
Macondo, sábado 30 de mayo de 2015
Un
sábado de primavera, un sábado en el que constatamos que aún
quedan 10 días para "sacarse el sayo" como asegura un
refrán español "Hasta el cuarenta de mayo, no tequites el
sayo" y si bien teníamos un sol que entibiaba el aire, corría
un vientecillo fresco que me hizo pensar en lo del cuarenta de mayo.
Estoy
un poco engripado, y seguramene se notará en el humor de esta nota.
Pero el tema es otro y mucho más importante.
Lo
cierto es que hoy pudimos sentir que en la sangre ya corre la
primavera, que las palabras se descongelan y hacen brotar sonrisas
que, sin duda, necesitamos en este norte marítimo y ventoso.
El
poeta citado es, nada más y nada menos que Luis García Montero
Dice
wikipedia: Luis
García Montero es un poeta y crítico literario español, ensayista,
profesor de Literatura Española en la Universidad de Granada
nacido el 4
de diciembre de 1958
en Granada.
¡Cómo
nos impresionó su poesía! Con qué maestría muestra una
sensibilidad finísima, un dominio exquisito del idioma y un discurso
poético poderoso y a la vez sencillo.
De
él leimos.
Aunque tú no lo sepas Como la luz de un sueño, que no raya en el mundo pero existe, así he vivido yo iluminado esa parte de ti que no conoces, la vida que has llevado junto a mis pensamientos... Y aunque tú no lo sepas, yo te he visto cruzar la puerta sin decir que no, pedirme un cenicero, curiosear los libros, responder al deseo de mis labios con tus labios de whisky, seguir mis pasos hasta el dormitorio. También hemos hablado en la cama, sin prisa, muchas tardes esta cama de amor que no conoces, la misma que se queda fría cuanto te marchas. Aunque tú no lo sepas te inventaba conmigo, hicimos mil proyectos, paseamos por todas las ciudades que te gustan, recordamos canciones, elegimos renuncias, aprendiendo los dos a convivir entre la realidad y el pensamiento.
El
amor
Las
palabras son barcos
y se pierden así, de boca en boca, como de niebla en niebla. Llevan su mercancía por las conversaciones sin encontrar un puerto, la noche que les pese igual que un ancla. Deben acostumbrarse a envejecer y vivir con paciencia de madera usada por las olas, irse descomponiendo, dañarse lentamente, hasta que a la bodega rutinaria llegue el mar y las hunda. Porque la vida entra en las palabras como el mar en un barco, cubre de tiempo el nombre de las cosas y lleva a la raíz de un adjetivo el cielo de una fecha, el balcón de una casa, la luz de una ciudad reflejada en un río. Por eso, niebla a niebla, cuando el amor invade las palabras, golpea sus paredes, marca en ellas los signos de una historia personal y deja en el pasado de los vocabularios sensaciones de frío y de calor, noches que son la noche, mares que son el mar, solitarios paseos con extensión de frase y trenes detenidos y canciones. Si el amor, como todo, es cuestión de palabras,
acercarme
a tu cuerpo fue crear un idioma.
Primer
día de vacaciones
Nadaba
yo en el mar y era muy tarde,
justo en ese momento en que las luces flotan como brasas de una hoguera rendida y en el agua se queman las preguntas, los silencios extraños. Había decidido nadar hasta la boya roja, la que se esconde como el sol al otro lado de las barcas. Muy lejos de la orilla, solitario y perdido en el crepúsculo, me adentraba en el mar sintiendo la inquietud que me conmueve al adentrarme en un poema o en una noche larga de amor desconocido. Y de pronto la vi sobre las aguas. Una mujer mayor, de cansada belleza y el pelo blanco recogido, se me acercó nadando con brazadas serenas. Parecía venir del horizonte. Al cruzarse conmigo, se detuvo un momento y me miró a los ojos: no he venido a buscarte, no eres tú todavía. Me despertó el tumulto del mercado y el ruido de una moto que cruzaba la calle con desesperación. Era media mañana, el cielo estaba limpio y parecía una bandera viva en el mástil de agosto. Bajé a desayunar a la terraza del paseo marítimo y contemplé el bullicio de la gente, el mar como una balsa, los cuerpos bajo el sol. En el periódico el nombre del ahogado no era el mío.
¿Quién
eres tú?
Se
deshizo la luz,
equivocó su horario por dejarte desnuda, desdibujó tus ojos mientras me sonreías. Mientras me sonreías vi una sombra inclinada desvestirse, abrir la cremallera despacio del silencio, dejar sobre la alfombra la civilización. Y tu cuerpo se hizo dorado y transitable, feliz como un presagio que nos enfurecía. Que nos enfurecía. Solamente nosotros (camaradas de una cama ruidosa) y el deseo, ese difícil viaje de ida y vuelta, que ahora insiste y me empuja a recordarte alegre, levantada, un relámpago abierto entre los ojos, recogiendo tu falda de joven colegial. Mientras me sonreías, yo me quedé dormido en las manos de un sueño que no puedo contarte
Pero
la mañana no quedó allí. Chema nos trajo la noticia de una velada
poética en el Sporting Club Casino de esta ciudad, Actividad que
está anunciada en una entrada separada.
Y
Mercedes, fiel a su independencia, que valoramos y agradecemos, nos
trajo un libro de Max Aub.
Poeta,
novelista y dramaturgo hispano-mexicano nacido en Paris en 1903,
nacionalizado español desde los veinte años.
Hijo de padre alemán y madre francesa, residió en España desde los once años cuando sus padres se instalaron en Valencia huyendo de la guerra. Desde muy joven mostró gran interés en la vida cultural y política de España, vinculándose con importantes personajes de la vanguardia. Afiliado al partido socialista desde 1929, participó activamente en campañas políticas, publicó algunos escritos en diversos medios periodísticos, y sirvió como agregado cultural de España en Paris en 1937. Su obra poética se inició en 1923 con la publicación de "Momentos", seguida de "Los poemas cotidianos". En 1939, a raíz de la guerra civil, se exilió en Francia pasando por varias cárceles y campos de concentración, siendo deportado a Djelfa, en 1942 .
Y
cabe preguntarse por Max Aub, un español, valenciano, universal que
nació en París hijo de un alemán y una francesa judía. Un Max Aub
que encontró refugio en el México de Cárdenas huyendo de la
barbarie europea y de su "extrañamiento" en Argelia. Hay
lecturas que son mucho más que recomendaciones, Aub escribe desde la
inteligencia, desde su circunstancia vital, el desarraigo, la
esperanza y el encuentro con la dura realidad que escapa, como casi
siempre, de los deseos fervientes y urgentísimos. Y la obra de Aub,
teatro, prosa, ensayo, poesía, es de esas.
No
puedo reproducir los textos leídos, pero, en cambio, puedo
incorporar textos de Aub que andan dando vueltas por el universo
cibernético.
tanto mirarte ¿dime mujer? Por qué gustaré tanto mimarte ¿dime mujer? Por qué gustaré tanto besarte ¿dime mujer?
Y
preocupado por tantos porqués
He resuelto que lo mejor es: mirarte, mimarte, besarte, sin pensar porqué.
De
"poemas cotidianos" ,1925
Cuestión
bizantina
La
playa ¿es orilla
de la mar o de la tierra? Conseja bizantina. La orilla del bosque ¿es su límite o del llano borde? ¿Qué frontera separa lo tuyo de lo mío? ¿Quién acota la vida? ¿Vives hoy o mañana? Raíz, tallo, flor y fruto ¿dónde empiezan y acaban? El mantillo ¿es orillo del ramaje muerto, del renuevo o del retorcido helecho nuevo? Cuestión bizantina. Importa la orilla, dormir limpio en ella. (No somos tú y yo, sino el hilo impalpable que va de tu presencia a la mía.) Límites y fronteras se agostarán un día. Sin orillo ni orilla ¿qué más da de quién sean los cachones, la arena? La playa es orilla de la mar y de la tierra, nunca frontera: Nada separa, Nada se para. Palabra. 8-8-41
De
"Diario de Djelfa" 2ª edición 1970
Editorial Joaquín Mortiz, S.A. México
Con
respecto a Max Aub, me tomo la libertad de tomar fragmentos del
artículo publicado en "http://nochesvalxeritenses.blogspot.com.es/"
referido a "La gallina ciega" y dice el autor - En
“La Gallina ciega” Max Aub, hombre de mundo, ofrece un repaso
magistral por toda la literatura española y por todos los géneros
literarios y los autores, con la opinión de su autor. Pero eso es lo
de menos, en él hay un hombre que sabe, que escribe como muy pocos
han escrito en castellano –de su nivel se cuentan en una mano- , y
que con clarividencia describe lo que España es y lo que España ha
sido. El título es significativo: la gallina ciega. Los españoles
dando palos de ciego y con los ojos vendados.
Contamos,
por fortuna, con la presencia de Miguel Melero, que nos leyó su
poema "Envidia", de tenaz actualidad. Conciso, casi como
si un bisturí atravesara la piel u llegase a lo más profundo.
Y
más, aún más. Perico Castro, artista plástico, nos avisó que muy
pronto se presentará una antología de poemas de escritores de la
poesía castellana, gallega e hispanoamericana ilustrada por él. Ya
iremos informando.
Y
así, con este solcito tibio, nos despedimos de Chema, Fidela,
Antonio, Miguel Angel, Mercedes, Angeles, Carlos y de todos quienes se acercan a esta ventana con la promesa de
buscar poesía femenina. Y puestos a buscar, elegimos a la
norteamericana Emimy Dickinson
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Punto de encuentro entre gentes que tenemos amor a la poesía. Somos hombres y mujeres (y viceversa) con saberes, gustos, edades, orígenes y, sin duda, destinos diversos. Aquí están nuestras palabras, nuestros sueños, nuestras alegrías, nuestros intereses, nuestras dudas y nuestras certezas.
sábado, 30 de mayo de 2015
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