Voy
soñando
Soñar,
siempre soñar
con
banderas y besos;
la
libertad y el aire
soplando
en mi cabello.
Campo
y aire sin fin
-oh
luz-, sin otro cerco
que
el amor de unos brazos
enlazando
mi cuello.
Soñar,
siempre soñar,
con
los ojos sin sueño,
que
soy un hombre vivo
siendo
tan sólo un preso.
Hay
árboles y un río
fijos
en mi recuerdo;
foto propia- 2013 |
un
infancia salvaje,
un
dulce amor ingenuo,
y
dos nombres grabadis
en
el chopo más viejo.
El
cielo aquella tarde
era
como un espejo.
El
choperal tendía
para
el amor senderos.
Todo
era luz, la gloria
de
mayo iba en mi pecho.
Un
vilano de plata
se
enredó en sus cabellos.
Acudí
tembloroso
y
con mis dedos trémulos...
Sus
ojos me invadieron
de
aroma y sol.
El
viento inmóvil, nos miraba:
fue
aquél mi primer beso.
Soñar,
siempre soñar
que
vuelvo a todo aquello,
lo
que dejé ya nunca
encontraré
al regreso.
Marcos Ana (Fernando Macarro Castillo) nació en Alconada, una pequeña aldea de Salamanca en 1920 en el seno de una familia de jornaleros. Hecho prisionero al finalizar la guerra civil, condenado a muerte, pasó gran parte de su vida encarcelado. Fue liberado de la prisión en 1961 después de una campaña internacional en pro de su liberación.
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