jueves, 27 de octubre de 2022

Nuestro Macondo, viernes 21 de Octubre de 2022

Macondo, 18 horas del 21 de Octubre de 2022, los tres nos comimos todas las chocolatinas, casi nos cogemos un empacho pero bueno entre verso y verso y café y café fuimos haciendo la digestión. Este viernes tres, mejor dicho seis, tres que estuvimos y tres que justificaron su ausencia, así que fuimos seis Rosalía, María Placeres, El Quijote, Carlos, D. Antonio y yo. Por lo tanto “abarrote en el Parrote” como diría alguien. Amena reunión en la que se habló de todo, del bien y del mal, del dulce y del “salao”, de la risa y del llanto, en fin, como en cualquier Parlamento que se precie. Alfonso trajo un libro de una amiga Nelly Pineda Hernández y de él leyó “Muerto el siglo viva el siglo” y yo aprovechando leí un poema dedicado a, bueno ya me diréis vosotros a quién os parece. Y sin más y sin menos tras dos horas y pico de agradable tertulia entre amigos, nos despedimos desde una mesa lateral, no desde la mesa del fondo pues por despiste, por un olvido (y por la pandemia, supongo) nuestra mesa ya estaba ocupada. Así que os esperamos a tod@s el próximo viernes pero en persona, espero. 

Muerto el siglo viva el siglo

 Cansado, como borra de un vino antiguo, 

decanta este siglo. 

Se cuela en la tierra caliente de inmenso terror, 


Y la rueda sigue sin detener el tiempo.

 Lo nuevo es pasado, lo viejo es presente. 

Son invisibles los ligamentos 

a un instante, a un momento. 

Al sencillo canto de alguna fuente. 

Al dolor del aire ante un pájaro muerto.

 Inconsciente abraza al universo

, la llama joven y fluorescente que inexorable, 

incinera instantes. 

En el perfecto equilibrio del grito y el silencio.

 Nelly Pineda Hernández 


 ¡Maldita sea! 

¡Maldita sea!

Crujió el roble 

sobre el bosque

 al primer aliento 

de la tierra 


¡Maldita sea

! Gritó el roble 

aferrando sus raíces 

a la tierra ¡


Maldita sea! 

¿¡No lo entiendes, Madre!?


 No soy yo 

el que destroza tus laderas 


No soy yo 

el que arrasa las praderas


 No soy yo 
el que ahonda en tus entrañas
retorciendo tus paredes
destrozando tus abismos
agostando el mar que te refresca

No soy yo 

porque unido a ti estoy 

porque formo parte de tu piel 

porque me das la vida 

y yo la vida también se la doy

 a él 


No soy yo, Madre

 no soy yo 


No es el mar embravecido 

No es el río desbordado 

No es la lluvia torrencial 

ni el calor

ni el frio 

Sabes quien es, Madre 

lo sabes y te duele 

le has dado todo todo 

que es lo único que tiene 

y aun así 

lo desprecia 


lo destruye 


y no huye

 y eso es lo más extraño 

pues

 él

 sólo a ti 

te tiene 

Sólo a ti te tenemos, Madre

 y solos aquí nos quedaremos 

esperando tu perdón 

y el perdón del tiempo 

ue nos quede.


 Francisco E. Vila

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