domingo, 3 de mayo de 2020

Nuestro Macondo, 2 de mayo de 2020




 “El dos de mayo de 1808 en Madrid, o la lucha contra los mamelucos”- Goya



Buenos días mis queridos Diversos, otro sábado más sin Macondo pero con versos en el horizonte y en el alma.



Sigamos pensando en poesía.
Hoy la crónica viene de la pluma de María Martínez, Gracias por ser y estar
Besos y versos.
Ángeles


2 de Mayo de 2020, crónica de la semana

Fue recién escribir esta fecha y resonar en mi cabeza, como esa melodía que tras repetirse varias veces en la radio de repente tarareas sin saber muy bien por qué, o simplemente se te pega de un modo inconsciente, sin tener en cuenta el menor juicio estético. Sigo pensando y me viene a la cabeza Goya y unos enormes fusiles apuntando a un grupo de presos aterrorizados mientras otros cuerpos yacen en el suelo ya ensangrentados. Con el simple gesto de teclear unas letras en la pantalla , en mi ordenador aparece el cuadro. Descubro que la memoria algo traiciona, aunque no tanto, y los fusilamientos en lugar del día 2 fueron el 3. Como siempre ocurre en las guerras, la de la independencia contra francia y sus tropas no fue sólo `captus de un día´. El 2 de mayo también ocurrió algo y así mismo Goya le dedicó otro cuadro: “El dos de mayo de 1808 en Madrid, o la lucha contra los mamelucos” Al igual que hace un rato la guerra de la independencia capturó mi pensamiento, ahora se lo he prestado a los mamelucos que aunque curiosamente el término haya transcendido en jerga popular como `necio, bobo´ en su origen se trataba de ´mercenarios egípceos quecombatieron al lado de los franceses´. Las alianzas o `trapicheos´ han estado presentes en todas las épocas históricas y como dice Enrique Iglesias en su canción “Si me das, yo también te doy”. Más de doscientos años después seguimos luchando y no ya contra los franceses, sino junto a ellos y muchos otros, contra un enemigo común. Eso es lo que dicen y eso quiero creer, aunque confieso ponerle a veces velas, a sabe dios quien, no vaya a ser que algún país o más bien grupo de poder -a la chita callando- se haya tomado la justicia por su mano. Nuestro enemigo no porta rifles ni granadas y en lugar de dispararnos desde el exterior nos ataca sibilina y silenciosamente dejándose ver sólo cuando el daño está ya hecho; a veces quitándonos el aire y algunas otras la vida: todo dependiendo de la incierta probabilidad como en la lotería.Desde mi ventana enfoco con las gafas bien puestas con la intención de seguirle el rastro al enemigo: no está en ningún sitio concreto pero a la vez puede aparecer en cualquier parte. El único lugar en el que estamos más seguros es en la propia casa, por ello cuando quiero saber algo de la calle me limito a interrogarla desde mi ventana.Ya más de cuarenta días sin salir y esta semana por fortuna hemos asistido al primer cambio. Un montón de pequeñitos han podido junto a sus papás, salir a comprobar por su propio pie, si las calles ocupaban el mismo sitio donde siempre antes habían estado. Martina, que es una de entre todos esos pequeños, estaba tan excitada la noche anterior que cualquier sábana escaparía de su contacto para no verse en unos pocos segundos tirada sobre el suelo. - Papi, !tengo tantas ganas de que llegue mañana! !cómo cuando me dijiste que íbamos al parque de atracciones! - Recuerda que tenemos que ir de la mano, nada de columpios y parques. - Ya pero no me importa, sólo quiero ir a la calle. - Pues señorita, vamos a pasar primero por esta calle que lleva a tu habitación. Ya con Martina en la cama, tras su viaje aéreo hasta la habitación, el padre en el sofá sintió que le pasaba algo así como a Martina. Ahora salir a la calle se había convertido en toda una celebración cuando dos meses atrás era “mierda aplazaron el concierto; está cerrado el bar de la esquina, este no es lo mismo; si no bajan todos yopaso; para comer esto mejor no haber venido”. La concatenación de frases en su cabeza culminó en refranero popular “nada es verdad ni mentira, todo depende del cristal del color con que se mira”.





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