“El dos de mayo de 1808 en Madrid, o la lucha contra los mamelucos”- Goya
Buenos
días mis queridos Diversos, otro sábado más sin Macondo pero con
versos en el horizonte y en el alma.
Sigamos
pensando en poesía.
Hoy
la crónica viene de la pluma de María Martínez, Gracias por ser y
estar
Besos
y versos.
Ángeles
2
de Mayo de 2020, crónica de la semana
Fue
recién escribir esta fecha y resonar en mi cabeza, como esa melodía
que tras repetirse varias veces en la radio de repente tarareas sin
saber muy bien por qué, o simplemente se te pega de un modo
inconsciente, sin tener en cuenta el menor juicio estético. Sigo
pensando y me viene a la cabeza Goya y unos enormes fusiles apuntando
a un grupo de presos aterrorizados mientras otros cuerpos yacen en el
suelo ya ensangrentados. Con el simple gesto de teclear unas letras
en la pantalla , en mi ordenador aparece el cuadro. Descubro que la
memoria algo traiciona, aunque no tanto, y los fusilamientos en lugar
del día 2 fueron el 3. Como siempre ocurre en las guerras, la de la
independencia contra francia y sus tropas no fue sólo `captus de un
día´. El 2 de mayo también ocurrió algo y así mismo Goya le
dedicó otro cuadro: “El dos de mayo de 1808 en Madrid, o la lucha
contra los mamelucos” Al igual que hace un rato la guerra de la
independencia capturó mi pensamiento, ahora se lo he prestado a los
mamelucos que aunque curiosamente el término haya transcendido en
jerga popular como `necio, bobo´ en su origen se trataba de
´mercenarios egípceos quecombatieron al lado de los franceses´.
Las alianzas o `trapicheos´ han estado presentes en todas las épocas
históricas y como dice Enrique Iglesias en su canción “Si me das,
yo también te doy”. Más de doscientos años después seguimos
luchando y no ya contra los franceses, sino junto a ellos y muchos
otros, contra un enemigo común. Eso es lo que dicen y eso quiero
creer, aunque confieso ponerle a veces velas, a sabe dios quien, no
vaya a ser que algún país o más bien grupo de poder -a la chita
callando- se haya tomado la justicia por su mano. Nuestro enemigo no
porta rifles ni granadas y en lugar de dispararnos desde el exterior
nos ataca sibilina y silenciosamente dejándose ver sólo cuando el
daño está ya hecho; a veces quitándonos el aire y algunas otras la
vida: todo dependiendo de la incierta probabilidad como en la
lotería.Desde mi ventana enfoco con las gafas bien puestas con la
intención de seguirle el rastro al enemigo: no está en ningún
sitio concreto pero a la vez puede aparecer en cualquier parte. El
único lugar en el que estamos más seguros es en la propia casa, por
ello cuando quiero saber algo de la calle me limito a interrogarla
desde mi ventana.Ya más de cuarenta días sin salir y esta semana
por fortuna hemos asistido al primer cambio. Un montón de pequeñitos
han podido junto a sus papás, salir a comprobar por su propio pie,
si las calles ocupaban el mismo sitio donde siempre antes habían
estado. Martina, que es una de entre todos esos pequeños, estaba tan
excitada la noche anterior que cualquier sábana escaparía de su
contacto para no verse en unos pocos segundos tirada sobre el suelo.
- Papi, !tengo tantas ganas de que llegue mañana! !cómo cuando me
dijiste que íbamos al parque de atracciones! - Recuerda que tenemos
que ir de la mano, nada de columpios y parques. - Ya pero no me
importa, sólo quiero ir a la calle. - Pues señorita, vamos a pasar
primero por esta calle que lleva a tu habitación. Ya con Martina en
la cama, tras su viaje aéreo hasta la habitación, el padre en el
sofá sintió que le pasaba algo así como a Martina. Ahora salir a
la calle se había convertido en toda una celebración cuando dos
meses atrás era “mierda aplazaron el concierto; está cerrado el
bar de la esquina, este no es lo mismo; si no bajan todos yopaso;
para comer esto mejor no haber venido”. La concatenación de frases
en su cabeza culminó en refranero popular “nada es verdad ni
mentira, todo depende del cristal del color con que se mira”.

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