MARIA:
No
supe decir las palabras exactas
que
calmaran tu mente
que
hicieran asomar tu sonrisa
aquella
que reflejaba tu mirada.
{Mente}
No
conseguí hacerte olvidar
por
unos instantes que el dolor existe,
que
el tiempo no se detiene por nada
que
inevitablemente avanza.
Y
ya no estás.
{Ausencia}
Y
en un último suspiro
susurraste
mi nombre,
el
eco de aquellas palabras
aún
me acompaña.
Y
ya no estás.
{Realidad}
Aprendí
una valiosa lección
la
vida es un instante efímero
pero
los recuerdos
que
viven en nuestra mente
nos
hacen inmortales.
{Inolvidable}
Y
sigues ahí,
y
el eco de aquellas palabras
me
persigue,
para
siempre.
{Alma}
Ana
Vidal Lacorte.
Muy
buenos días mis queridos Diversos. Ayer como sábado que se precie
la mesa del fondo del café de Macondo se llenó de versos y besos, y
de nuevas compañías, nos vinieron a visitar, esperamos que para
quedarse Ana y Yolanda, y compartieron con nosostros poesías y café.
Bienvenidas, nuestro grupo pretende ser una casa con las puertas
abiertas.
Y
nuestra tarea para este sábado era tratar poemas de poetas jóvenes,
de los cuales Mercedes trajo una antología, y descubrimos con gran
alegría y doble lectura el poema de Fernando
Valverde titulado Celia, que nos llenó de
preciosas imágenes y que traigo aquí
Celia
de Fernando Valverde
No
conoces la lluvia ni los árboles,
pero
ya eres un bosque.
Hoy
que comienza el mundo para ti,
que
se pueblan tus ojos con el mar,
que
todos te reciben como en una estación
donde
se espera siempre,
que
es principio y asombro,
mapas
que no aseguran un lugar donde ir.
Hoy
que el mundo comienza,
tristeza
inadvertida,
eres
el tiempo limpio,
el
olor a madera y el silencio,
las
preguntas sin sombras
y
el amor sin orgullo
del
que ha perdido todo.
Es
esa mi certeza,
las
olas, el océano,
tu
risa que es un pájaro.
Has
traído el murmullo de un recuerdo,
los
pies pequeños, como pequeño
es
el rastro de nieve que has dejado
en
las horas de enero.
Cómo
será la vida cuando crezca en tus manos
con
la fragilidad de las buenas noticias,
como
un pez que se escurre para volver al río.
Una
tarde cualquiera,
con
la misma sorpresa que un amor,
vas
a sentir la brisa que ha tocado los árboles
con
su cansancio antiguo.
Hay
veces que es rugosa y escuece como un fósforo
cuando
enciende un recuerdo…
Tus
manos brillan,
no
hay sombras ni puñales,
puedo
ver los cometas
arañando
la noche
como
un barco que zarpa y se adentra en la niebla.
La
vida es una casa donde habita un extraño,
un
jardín del pasado al que no volverás,
una
orilla que buscas con miedo a los fantasmas.
Pero
también la vida
es
una luz detrás de una ventana
cuando
la oscuridad
ocupa
cada hueco y cada continente.
Esta
noche es oscura,
el
tren busca unos brazos
que
están al otro lado de las horas.
Mientras,
pienso en el modo de decirte
que
los sueños son parte de nosotros
como
un embarcadero es un viaje.
Porque
ya eres un bosque,
y
hay delfines, y lagos, y montañas,
y
amores imposibles
que
se llamarán Celia.
Alguien
dice tu nombre en el futuro
y
se llena de gente una casa vacía,
todos
se sientan a la mesa.
Ya
lo habrás olvidado,
fue
la felicidad quien sembró este dolor,
fue
la felicidad igual que una tormenta
sobre
un vaso vacío.
Cuando
lleguen el miedo y la desesperanza,
y
todas las cerezas hayan caído al barro,
y
las gaviotas griten
el
olvido imposible de una mujer herida
que
siente que avanzar es quedarse más sola…
Si
todo esto sucede
recuerda
la manera en que la lluvia
se
convierte en un árbol
y
el modo en que las olas
son
el final del agua y el principio del mar.
No
conoces el mar, ni el barro, ni los árboles,
pero
ya eres un bosque por el que pasa un río.
Y
continuamos la mañana con los versos de Yolanda López,
que nos leyó Unha habitación con vistas: Ainda as follas do
outono, recanto dos versos do si e do non, a corazón aberto a túa
imaxe. Y también compartió con nosotros su poema Una
mujer tranquila que dice: Frenética. Rápida y
constante..... Navego y callo para no decir tu nombre. Nos
emocionaron sus palabras y los guiños con el mundo cinematográfico.
Genial.
Después
escuchamos Entre tú y tú y yo de Alica
Rodríguez, en la voz de Carlos Lesta. Nos llevó a la
postmodernidad y a los ánimos rotos. Entre tú y tú y yo no
había abismo solo vasos comunicantes......
Y
continuamos la mañana con un superventas de planeta, el
cantautor Marwan con su libro Todos mis
futuros son contigo, que vino de la mano de Rosalía y nos hizo
un guiño de complicidad a todos los presentes. Escuchamos Tengo
un amigo poeta: Está loco por juntar palabras......., y
también ¿Dónde está África?: Está debajo de la palabra
dignidad, queda debajo de la palabra escasez.... Y Carmen nos
deleito con la lectura de Los jóvenes poetas: Los jóvenes
poetas viven en los bares, escapando de los renglones torcidos de su
juventud..... Un descubrimiento impactante y recomendable.
Ahí está.....
Y
como la mañana iba de jóvenes poetas yo traje un poema
especialmente escrito para la ocasión por una joven exalumna
mía. Ana Vidal Lacorte, se titula María e
inicia este correo. Tiene una estructura muy original y una mística
atractiva. Bien por Ana. Enhorabuena.
Y
como la vida está también en los recuerdos, Vivi quiso recordar
para que continuase viviendo a un autor colombiano de
nombre Candelario Obeso y leyó: Nací
humilde y soy fuerte, me apegué a la gloria, soy pobre y nada
temo.......
Y
pasó el tiempo, que inevitablemente pasa siempre, y como siempre
quedamos citados para el sábado que viene con los versos y poetas
que quieran acudir y manifestarse, todo ello unido a besos y cafés.