lunes, 9 de mayo de 2016

Nuestro Macondo, sábado 7 de mayo de 2016



CALENDARIO DE SÍSIFO (Juan Carlos Mestre).
Febrero
Chico quita chica a chico
Marzo
Chico busca otra chica
Abril
Chica quita chico a chica
Mayo
Chica busca otro chico
Junio
Chico quita chico a chica
Julio
Chica quita chica a chico
Agosto
Chica busca otra chica
Septiembre
Chico busca otro chico
Octubre
Chico
Noviembre
Chica
Diciembre
Nace el niño Jesús
Enero
Llegan los Reyes Magos


Muy buenas noches queridos Diversos. Llegó el sábado,  y los versos y las ideas fluyeron en la mesa del fondo del café de Macondo. Comenzamos la mañana hablando de atreverse, de ser valientes, de tratar de no arrepentirse de las cosas dejadas de hacer, de hacer, y si es necesario arrepentirse de hacer. 
Comenzamos con los versos de Leopoldo María Panero, Mercedes trajo el libro: Narciso en el acorde último de las flautas, y  nos leyó varios poemas de este hombre atormentado que se sentía como un agujero muerto, nos comentó que usaba el lenguaje del cuerpo. Leyó Ma Mere: Yo contemplaba caído mi cerebro, despojos de mi alma aún calientes..... esquina desolada de ciudad invernal.... puerta del infierno.... Y mi madre rió.


MA MERE
A mi desoladora madre, con esa extraña mezcla de compasión y náusea que puede sólo experimentar quien conoce la causa, banal y sórdida, quizá, de tanto, tanto desastre.
Yo contemplaba, caído……………………………..mi cerebro aplastado, …………….pasto de serpientes, (…) yo contemplaba mi cerebro para siempre aplastado y mi madre reía, mi madre reía viéndome hurgar con miedo en los despojos de mi alma aún calientes………………………………..temblando siempre como quien tiene miedo de saber que está muerto, y llora, implora caridad a los vivos para que no le escupan encima la palabra muerto. Vi digo mi cerebro en el suelo licuándose, como un excremento para las moscas. Y mi espíritu convertido en teatro vacío, del que todo pensamiento ha desertado
(…) mi espíritu como un teatro vacío donde en vano alentaba inútil, mi conciencia,……………………………………………………………cosa oscura o aliento de monstruo presentido en la caverna. Y allí, en el teatro……………vacío, o bajo la carpa del circo abandonado, tres atletas —Mozo, Bozo, Lozo—……………………………saltaban sin descanso, moviendo con vanidad desesperada el trapecio de un lado a otro, de un lado a otro. Y también, cortesanas
con el pelo teñido de un oro repugnante, intercambiaban leyendas sobre lo que nunca hubo en el palacio en ruinas. Y me vi luego, más tarde mucho más allá del demasiado tarde,…………………………………………………en una esquina desolada de alguna ciudad invernal, mendigando a los transeúntes una palabra que dijera algo de mí, un nombre con que vestirme. (…) Como una muñeca me mimo a mí mismo y finjo delante de nadie que aún existo. Peonza en la mano del dios de los muertos. Como una muñeca………………..extraviada en la ruta implacable de tantas otras, de las incontables………………..marionetas que ejecutan su vida como un rito funerario, una obsesión senil o un delirio último de moribundo. Porque los hombres no hablan, me dije,……………………..dije a los ciegos que manchaban de heces y sangre sus zapatos al pisar mi cerebro.……………………..Y al momento de pensar eso, un niño orinó sobre la masa derretida,………………………………………..dando luego de beber vino rojo y fuerte a un sapo para que borracho riera, riera, mientras caía sobre el invierno de la vida la lluvia más dura. Y al verlo, y mientras me arrastraba cojeando entre los muertos, pensé: llueve, llueve siempre en las ruinas. Y mi madre rió, al oír aquel ruido que delataba mi pensamiento.
Leopoldo María Panero: Narciso en el acorde último de las flautas (1979), Poesía 1970-1985. Madrid: Visor, pp. 131-133.
 Después escuchamos Linterna China: En la pared sombras de sapos van.....mi destino sigue en pie y mi madre muere en mi. 

LINTERNA CHINA
El agujero que ha muerto se
despliega como una sábana para
no poder dormir -yo, al fondo
de él, habiéndome olvidado-
mi cadáver
será un signo -En la pared sombras
de sapos van, una a una, pasando
pensando -no poder dejar de pensar
-en la pared desfilan
lentas las sombras de los sapos
de mi pensamiento-
no estoy sino aquí.
Atravesar el bosque para
saber que está vacío, y por siempre.
Un coro
de gigantescos monos danzará sobre
mi cadáver y uno de ellos, el que
lleva la insignia del jefe, cogerá
en su mano mi pequeño cráneo y reirá, reirá.
Mas mi destino sigue
erguido en pie en un mundo
desierto. Esposa
de un esqueleto, fiel a un muerto, así
eres tú, Helaí.
Y mi madre muere en mi pensamiento.

Seguimos con el poema titulado: La alucinación de una mano, o la esperanza póstuma y absurda en la caridad de la noche, que comienza diciendo: Una mujer se acercó a mi y en sus ojos ví todos mis amores derruidos. Y por último leímos El último espejo en donde Panero dice: Todo aquel que atraviesa el corredor del Miedo llega fatalmente al Último Espejo, reflexión que nos acercó a Cesare Pavese diciendo: vendrá la muerte y tendrá tus ojos.

El último espejo
 Inspirado en una pesadilla que tuvo por nombre 
                                                                          «Marava Domínguez Torán»
Todo aquel que atraviesa el corredor del Miedo 
llega fatalmente al Último Espejo 
donde una mujer abrazada a tu esqueleto nos muestra 
cara a cara el infierno de los ojos sellados 
de los ojos cerrados para siempre como en una máscara 
de muerta representando en el más allá el teatro último: 
así miré yo a los ojos que borraron mi alma 
así he mirado yo un día que no existe en 
el Último Espejo

 Escuchamos las lúcidas palabras de un loco, y descubrimos muchas certezas y luces infinitas. 
También nos acercamos a Juan Carlos Mestre, y leímos Carpe Diem: Llaman por teléfono, otra vez la noche se ha equivocado de número

CARPE DIEM


Cuando el amor se termina no queda nadie que traiga flores los sábados
Las botellas de Lambrusco dejan de hacer ¡plop!
Las deliciosas películas de arte y ensayo se vuelven aburridas
Nadie te regala calcetines por Pascua, nadie te pone el termómetro
Cuando un amor se termina dan las diez un cuarto de hora antes
Las estrellas comienzan a acumular un retraso considerable
Las gatas dejan plantado al párroco en los tejados
Las luces indirectas enfocan directamente los portarretratos
Cambias los muebles de sitio, ordenas la biblioteca
Aparece la lupa, encuentras los comprobantes de la tintorería
Las cajeras del supermercado te empiezan a sonreír de otra manera
Los cuervos marinos se vuelven palomas mensajeras
Se acabó el azúcar, echas mano del edulcorante
Te paran todos los taxis, vas derecho al motel de las metáforas
Tocan e1 timbre, el cartero te deja un certificado para la vecina
Llaman por teléfono, otra vez la noche se ha equivocado de número.


Y leímos la Citroneta azul: En una citroneta azul, haciendo sonar el claxon de la luna, voy de regreso al pueblo donde mis amigos,salen cada noche a esperar los ovnis

LA CITRONETA AZUL
En una citroneta azul
haciendo sonar el claxon de la luna
voy de regreso al pueblo donde mis amigos
salen cada noche a esperar los ovnis.
Sueñan en el cielo las estrellas
y las fugaces sombras de las niñas muertas
elevan en los prados sus cometas
con recados para los platillos voladores.
Todo esto se podría decir de otra manera
si allá tras las cortinas del espacio
existiera el silabario, el colibrí, la esfera
del vagabundo aerolito de los pájaros.
Yo no espero otra luz que la tristeza
de quien regresa a una escuela abandonada
donde aletean todavía en la pizarra
las mariposas blancas de la melancolía.


Encontramos unos versos frescos, cercanos, sencillos en estos poemas de Mestre. 
Y en relación a estos versos surgen otros versos, Paco nos leyó su poema titulado: Me llamaron: me llamaron loco porque hablaba conmigo mismo.....me llamaron cruel porque me olvidé de decirle adios a un muerto. También nos leyó Ahí vienes: ahí vienes en el aire que respiro.... como una flecha dispuesta a morir matando...ahí vienes como sombra de los sueños a mi cama. Y nos leyó unos versos de su Trilogía: Si mirándote a los ojos tus lágrimas se convirtieran en lluvia, me ahogaría en tus lágrimas. Comentamos la importancia del agua en sus poemas y en la presencia del mar en su vida, el mar, siempre necesario y siempre presente. Hablamos del proceso creador del poeta y del momento especial que es la transición entre el sueño y la vigilia, momento mágico para soñar y crear. Y Rosalía nos leyó su poema dedicado a Mestre: poeta anacoreta, difícil ser anacoreta. Y finalizo la mañana poética con una conversación madre-hija entre Rosalía y su madre titulada Poema del conejo, en el cual se atraviesan ideas, recetas, cariños, palabras y olvidos; Yo cocino y tú repartes, recetas ¿de majaretas? con palabras hago guisos.
Y nos despedimos para reencontrarnos el próximo sábado 14 de mayo con los versos de Manuel María.
Que las horas y los días se invadan de besos y versos.

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