lunes, 22 de febrero de 2016

Nuestro Macondo, sábado 20 de febrero de 2016



Octubre
Por Juan Ramón Jiménez

Estaba echado yo en la tierra, enfrente
del infinito campo de Castilla,
que el otoño envolvía en la amarilla
dulzura de su claro sol poniente.
Lento, el arado, paralelamente
abría el haza oscura, y la sencilla
mano abierta dejaba la semilla
en su entraña partida honradamente.
Pensé arrancarme el corazón, y echarlo,
pleno de su sentir alto y profundo,
al ancho surco del terruño tierno;
a ver si con romperlo y con sembrarlo,
la primavera le mostraba al mundo
el árbol puro del amor eterno.


Muy buenos días de domingo mis queridos DIVERSOS. Ayer comenzamos nuestra reunión hablando de gallego, castellano...diferentes lenguas que nos enriquece el saberlas y escucharlas, sumemos nunca restemos.
Y empezamos leyendo a una autora italiana que trajo Mercedes, Rita Baldasarri, escuchamos Murió la higuera: Esa higuera había nacido de contrabando...nunca dio frutos, solo huesos de verdes... ni siquiera los pájaros la consideraban digna, el poema de la higuera le trajo a Mercedes recuerdos de otra higuera que formó parte de su vida, y después escuchamos La tarde avanza deslizándote: soplamos sobre el fuego del ocaso.
Y depués nos acercamos a Juan Ramón Jiménez comenzando con la historia de Marga Gil Röesset, una mujer importante en la vida del poeta, el cual dijo:Quiero que Marga quedé incorporada a mi obra, no se notaba el brillo pero cuando se marchaba estábamos impregnados de su presencia. Fue un amor imposible, descubriéndose hace relativamente poco, que este amor la llevó al suicidio.
Y vinieron los versos de Juan Ramón Jiménez; leímos El viaje definitivo: Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando. Habla de la muerte de una manera agradable, sin angustia, incorporándola a la vida. En Nocturno escuchamos: O mar sin olas conocidas......me acuerdo de la tierra, madre lejana, tierra dormida. Después oímos Yo no soy yo: yo no soy yo, soy este que va a mi lado sin yo verlo.....el que quedará en pie cuando yo muera. Leímos El corazón en la mano: volver a ver reír la verde primavera........que la vida engañada siga tristre y serena. En Al mar anochecido dice: si su belleza en mi pudiera mar toma tú está tarde sola y larga, mi corazón. Y La eternidad tiene palabras como: ramas última, mar infinito. Comentamos la sencillez de su formalidad y la misticidad de sus palabras, fue un poeta magnifico que nos dejó preciosas imágenes con sus palabras.
Y al hilo de estas palabras Paco trajo un poema suyo que encajaba perfectamente con los versos de Juan Ramón Jiménez, se titula Y un día me fuí: y un día me fui, solo, sin la noche, me fuí solo, sin rencor, ni odio, ganando la suerte del jugador que pierde. La idea de la muerta habitó en estas palabras sin tristeza, sin pena, sin angustia......., vivamos mientras tanto....
Y llegó el momento de decir hasta luego a Fidela y Miguel Ángel que después de compartir con nosotros retazos de vida y poesía se van al sur a la búsqueda del sol. Les deseamos todo lo mejor y les dedicamos el poema de:

Gil de Biedma Amistad a lo largo
Pasan lentos los días
y muchas veces estuvimos solos.
Pero luego hay momentos felices
para dejarse ser en amistad.
Mirad:
somos nosotros.

Un destino condujo diestramente
las horas, y brotó la compañía.
Llegaban noches. Al amor de ellas
nosotros encendíamos palabras,
las palabras que luego abandonamos
para subir a más:
empezamos a ser los compañeros
que se conocen
por encima de la voz o de la seña.
Ahora sí. Pueden alzarse
las gentiles palabras
-ésas que ya no dicen cosas-,
flotar ligeramente sobre el aire;
porque estamos nosotros enzarzados
en mundo, sarmentosos
de historia acumulada,
y está la compañía que formamos plena,
frondosa de presencias.
Detrás de cada uno
vela su casa, el campo, la distancia.

Pero callad.
Quiero deciros algo.
Sólo quiero deciros que estamos todos juntos.
A veces, al hablar, alguno olvida
su brazo sobre el mío,
y yo aunque esté callado doy las gracias,
porque hay paz en los cuerpos y en nosotros.
Quiero deciros cómo trajimos
nuestras vidas aquí, para contarlas.
Largamente, los unos con los otros
en el rincón hablamos, tantos meses!
que nos sabemos bien, y en el recuerdo
el júbilo es igual a la tristeza.
Para nosotros el dolor es tierno.

Ay el tiempo! Ya todo se comprende.



Y estos versos de Gil de Biedma nos dieron ganas de escuchar más, quedando emplazado este autor para el sábado que viene que será 27 de febrero.
Nos vemos al fondo en el café de Macondo entre besos y versos.

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