Nuestro Macondo
Sé que estamos en pleno
invierno boreal, esa estación en la que el frío debería ser la
tónica de los días y sus noches. Sin embargo, algo infredcuente
sucede, porque a estas horas nos sorprende una temperatura de
dieciocho grados.
Dicho esto, y
acaloramientos de por medio, comenzamos a llenar nuestro rincón
sabatino.
El tema que nos convocaba
era meternos en la obra de Fernando Pessoa, ese grande de la lírica
portuguesa que fue su voz lírica más universal.
Pero, como en todas las
reuniones, se abrió una brecha para que, además de Pessoa entraran
otros poetas.
Esta vez, fue Coni Banús
(Argentina) la que llegó en la voz de Carlos
MALDITA
MARIPOSA
“De
todas las heridas…
la
mas bella”
decían
las pancartas
de
un cualquiera
mientras
yo
-insecto
alado-
me
azotaba
contra
su mirada
(“la
loca” me llamaban)
Llovían
consejos
enlodados
de
su guía psico-lógica
esa
que canta
perfumando
el estiércol
en
la orfandad de la tristeza
mientras
queda adherida
al
papel de moscaínas
“De
todas las heridas…
la
mas bella”
decían
las pancartas
de
un cualquiera
y
su guía (tan ciega)
aportaba
palabras
a
esa melodía suicida
Psico-guías…
(entre
esas tipas y yo
hay
algo personal)
somos
insectos alados
criaturas
espantosas
pero
ella es una mosca
y
yo una mariposa.
Y
otras voces, como la de Gioconda Belli (Poeta y novelista
nicaragüense nacida en Managua en 1948)
Cuando
yo llegue a vieja
-si es que llego-
y me mire al espejo
y me cuente las arrugas
como una delicada orografía
de distendida piel.
Cuando pueda contar las marcas
que han dejado las lágrimas
y las preocupaciones,
y ya mi cuerpo responda despacio
a mis deseos,
cuando vea mi vida envuelta
en venas azules,
en profundas ojeras,
y suelte blanca mi cabellera
para dormirme temprano
-como corresponde-
cuando vengan mis nietos
a sentarse sobre mis rodillas
enmohecidas por el paso de muchos inviernos,
sé que todavía mi corazón
estará -rebelde- tictaqueando
y las dudas y los anchos horizontes
también saludarán
mis mañanas.
-si es que llego-
y me mire al espejo
y me cuente las arrugas
como una delicada orografía
de distendida piel.
Cuando pueda contar las marcas
que han dejado las lágrimas
y las preocupaciones,
y ya mi cuerpo responda despacio
a mis deseos,
cuando vea mi vida envuelta
en venas azules,
en profundas ojeras,
y suelte blanca mi cabellera
para dormirme temprano
-como corresponde-
cuando vengan mis nietos
a sentarse sobre mis rodillas
enmohecidas por el paso de muchos inviernos,
sé que todavía mi corazón
estará -rebelde- tictaqueando
y las dudas y los anchos horizontes
también saludarán
mis mañanas.
También
estuvo presente Julia de Burgos, poeta puertoriqueña (1914-1953)
A
JULIA DE BURGOS
Ya las gentes murmuran que yo soy tu enemiga
porque dicen que en verso doy al mundo mi yo.
Mienten, Julia de Burgos. Mienten, Julia de burgos.
La que se alza en mis versos no es tu voz: es mi voz
porque tú eres ropaje y la esencia soy yo; y el más
profundo abismo se tiende entre las dos.
Tú eres fria muñeca de mentira social,
y yo, viril destello de la humana verdad.
Tú, miel de cortesana hipocresías; yo no;
que en todos mis poemas desnudo el corazón.
Tú eres como tu mundo, egoísta;
yo no; que en todo me lo juego a ser lo que soy yo.
Tú eres sólo la grave señora señorona; yo no,
yo soy la vida, la fuerza, la mujer.
Tú eres de tu marido, de tu amo; yo no;
yo de nadie, o de todos, porque a todos, a
todos en mi limpio sentir y en mi pensar me doy.
Tú te rizas el pelo y te pintas; yo no;
a mí me riza el viento, a mí me pinta el sol.
Tú eres dama casera, resignada, sumisa,
atada a los prejuicios de los hombres; yo no;
que yo soy Rocinante corriendo desbocado
olfateando horizontes de justicia de Dios.
Tú en ti misma no mandas;
a ti todos te mandan; en ti mandan tu esposo, tus
padres, tus parientes, el cura, el modista,
el teatro, el casino, el auto,
las alhajas, el banquete, el champán, el cielo
y el infierno, y el que dirán social.
En mí no, que en mí manda mi solo corazón,
mi solo pensamiento; quien manda en mí soy yo.
Tú, flor de aristocracia; y yo, la flor del pueblo.
Tú en ti lo tienes todo y a todos se
lo debes, mientras que yo, mi nada a nadie se la debo.
Tú, clavada al estático dividendo ancestral,
y yo, un uno en la cifra del divisor
social somos el duelo a muerte que se acerca fatal.
Cuando las multitudes corran alborotadas
dejando atrás cenizas de injusticias
quemadas, y cuando con la tea de las siete virtudes,
tras los siete pecados, corran las multitudes,
contra ti, y contra todo lo injusto
y lo inhumano, yo iré en medio de
ellas con la tea en la mano.
Ya las gentes murmuran que yo soy tu enemiga
porque dicen que en verso doy al mundo mi yo.
Mienten, Julia de Burgos. Mienten, Julia de burgos.
La que se alza en mis versos no es tu voz: es mi voz
porque tú eres ropaje y la esencia soy yo; y el más
profundo abismo se tiende entre las dos.
Tú eres fria muñeca de mentira social,
y yo, viril destello de la humana verdad.
Tú, miel de cortesana hipocresías; yo no;
que en todos mis poemas desnudo el corazón.
Tú eres como tu mundo, egoísta;
yo no; que en todo me lo juego a ser lo que soy yo.
Tú eres sólo la grave señora señorona; yo no,
yo soy la vida, la fuerza, la mujer.
Tú eres de tu marido, de tu amo; yo no;
yo de nadie, o de todos, porque a todos, a
todos en mi limpio sentir y en mi pensar me doy.
Tú te rizas el pelo y te pintas; yo no;
a mí me riza el viento, a mí me pinta el sol.
Tú eres dama casera, resignada, sumisa,
atada a los prejuicios de los hombres; yo no;
que yo soy Rocinante corriendo desbocado
olfateando horizontes de justicia de Dios.
Tú en ti misma no mandas;
a ti todos te mandan; en ti mandan tu esposo, tus
padres, tus parientes, el cura, el modista,
el teatro, el casino, el auto,
las alhajas, el banquete, el champán, el cielo
y el infierno, y el que dirán social.
En mí no, que en mí manda mi solo corazón,
mi solo pensamiento; quien manda en mí soy yo.
Tú, flor de aristocracia; y yo, la flor del pueblo.
Tú en ti lo tienes todo y a todos se
lo debes, mientras que yo, mi nada a nadie se la debo.
Tú, clavada al estático dividendo ancestral,
y yo, un uno en la cifra del divisor
social somos el duelo a muerte que se acerca fatal.
Cuando las multitudes corran alborotadas
dejando atrás cenizas de injusticias
quemadas, y cuando con la tea de las siete virtudes,
tras los siete pecados, corran las multitudes,
contra ti, y contra todo lo injusto
y lo inhumano, yo iré en medio de
ellas con la tea en la mano.
Estos
poemas tuvieron vida en la voz melodiosa de Francisco Vila Fuentes
que les infundió sentimiento y vida.
Nos
comentó que forman parte de una selección titulada "12
escritoras latinoamericanas a las que les importó un carajo el que
dirán" y que incluye las voces de Victoria Santa Cruz, Clarice
Lispector, Cristina Peri Rossi, Alejandra Pizarnik -entre otras- y
las dos a las que Francisco puso voz.
Miguel
nos hizo una reseña de la vida obra de Pessoa, y nos instó a leer
el libro de José Saramago "El año de la muerte de Ricardo
Reis", obra en la que Saramago relata los últimos nueve meses
de la vida del heterónimo de Pessoa.
Con
respecto a esa característica, es oportuno detenerse en una carta
del propio Pessoa a su amigo Adoldo Casais Monteiro, en la que
describe que el 8 de marzo de 1914, Pessoa se acercó a una "cómoda
alta" y de pie, en éxtasis, escribió treinta y seis poemas de
un poeta bucólico, a quien dio el nombre de Alberto Caeiro. En
seguida escribió un poema de seis partes de Fernando Pessoa "él
mísmo" -lluvia oblicua- una de sus obras clave. Con Caeiro,
dijo Pessoa, había surgido en él su maestro. Pero en la estela del
maestro también surgieron otros dos discípulos, cada uno de índole
especial: Ricardo Reis -un decadentista neoclásico y pagano- y
Álvaro de Campos -un vanguardista nervioso, mórbido y melancólico.
Luego de estas creaciones, habría biografías para cada uno, también
ideas filosóficas y estéticas y, por fin, un Pessoa anterior a la
lectura de Caeiro y otro influido por el ·descubrimiento".
Estos
poetas, que llamó heterónimos, eran seres que lo habitaban o
posibilidades de él. Cada uno hizo una obra de contornos resueltos,
reconocibles. Discutieron entre sí y publicaron artículos. Otros
heterónimos aumentaron la logia, un tal Coelho Pacheco -no muy
prolifico- o un seudónimo de Pessoa llamado Bernardo Soarez,
oficinista taciturno que escribió el incomparable "libro del
desasosiego"
Lo
cierto es que se publicó una parte de la monumental obra que Pessoa
compuso. Obras que están estudáindose y que aguardan aún la
difusión que -sin duda- merecen.
(Esta
nota tiene fragmentos del prólogo que escribió Marcelo Cohen para
la edición de "POEMAS" de la Editorial Losada, Buenos
Aires.
Dada
la riqueza del material, el trabajo que cada uno realizó para esta
oportunidad, pasaré a indicar los poemas leídos que iluminaron
nuestra calurosa e invernal mañana.
De
Fernando Pessoa leimos "Autopsicografía" donde dice "El
poeta es un fingidor./ Finge tan completamente/ que llega a fingir
que es dolor/ el dolor que en verdad siente. / Y los que leen lo que
escribe/ del dolor escrito sienten, / no los dolores que él tuvo/
sino el que ellos no tienen. / Y así en los raíles gira/
divirtiendo a la razón/ ese trencito a cuerda/ que se llama
corazón."
De
Alberto Caeiro su "poema XII", "Los pastores de
Virgilio tocaban zampoñas y otras cosas / y cantaban al amor
literariamente./ (aparte, yo nunca leí a Virgilio./ ¿Para qué lo
habría de leer?) / Pero los pastores de Virgilio, pobres, son
Virgilio, / y la naturaleza es antigua y bella"
De
las Odas de Alberto Reis "Si recuerdo al que fui, otro me veo,/
y el pasado es el presente en el recuerdo./ El que fui es alguien
amo/ aunque solamente en sueños./ Y la saudade que me afije la
mente/ no es de mí ni del pasado visto,/ sino de aquel a quien
habito/ por detrás de los ojos c iegos./ Nada sino el instante me
conoce./ Hasta mi recuerdo es nada, y siento/ que el que soy y el que
fui/ son sueños diferentes."
De
Älvaro de Campos, "Apostilla"
¡Aprovechar
el tiempo!
Pero qué es el tiempo, ¿para que yo lo aproveche?
¡Aprovechar el tiempo!
Ni un día sin línea…
El trabajo honesto y superior…
El trabajo para Virgilio, para Milton…
¡Pero es tan difícil ser honesto o ser superior!
¡Es tan poco probable ser Milton o ser Virgilio!
Pero qué es el tiempo, ¿para que yo lo aproveche?
¡Aprovechar el tiempo!
Ni un día sin línea…
El trabajo honesto y superior…
El trabajo para Virgilio, para Milton…
¡Pero es tan difícil ser honesto o ser superior!
¡Es tan poco probable ser Milton o ser Virgilio!
¡Aprovechar
el tiempo!
Arrancar del alma los pedazos precisos —ni más ni menos—
Para con ellos juntar los cubos ajustados
Que hacen estampas ciertas en la historia
(Y están ciertas también del lado de abajo, que no se ve)…
Poner las sensaciones en castillo de naipes, pobre China de las veladas,
Y los pensamientos en dominó, igual contra igual,
Y la voluntad en carambola difícil…
Arrancar del alma los pedazos precisos —ni más ni menos—
Para con ellos juntar los cubos ajustados
Que hacen estampas ciertas en la historia
(Y están ciertas también del lado de abajo, que no se ve)…
Poner las sensaciones en castillo de naipes, pobre China de las veladas,
Y los pensamientos en dominó, igual contra igual,
Y la voluntad en carambola difícil…
Imágenes
de juegos o de paciencias o de pasatiempos—
Imágenes de vida, imágenes de las vidas, Imagen de la Vida.
Imágenes de vida, imágenes de las vidas, Imagen de la Vida.
Verbalismo…
Sí, verbalismo…
¡Aprovechar el tiempo!
No tener un minuto que desconozca el examen de conciencia..
No tener un acto indefinido ni ficticio…
No tener un movimiento disconforme con propósitos…
Sí, verbalismo…
¡Aprovechar el tiempo!
No tener un minuto que desconozca el examen de conciencia..
No tener un acto indefinido ni ficticio…
No tener un movimiento disconforme con propósitos…
Buenas
maneras del alma…
Elegancia de persistir…
Elegancia de persistir…
¡Aprovechar
el tiempo!
Mi corazón está cansado como un mendigo verdadero.
Mi cerebro está listo como un bulto colocado en un rincón.
Mi canto (¡verbalismo!) está tal como está y es triste.
¡Aprovechar el tiempo!
Mi corazón está cansado como un mendigo verdadero.
Mi cerebro está listo como un bulto colocado en un rincón.
Mi canto (¡verbalismo!) está tal como está y es triste.
¡Aprovechar el tiempo!
Desde
que comencé a escribir pasaron cinco minutos.
¿Los aproveché o no?
Si no sé si los aproveché, ¡¿qué sabré de otros minutos?!
¿Los aproveché o no?
Si no sé si los aproveché, ¡¿qué sabré de otros minutos?!
(Pasajera
que viajas tantas veces en el mismo compartimento conmigo
En el tren suburbano,
¿Llegaste a interesarte en mí?
¿Aproveché el tiempo mirándote?
¿Cuál fue el ritmo de nuestro sosiego en el tren andante?
¿Cuál fue el entendimiento que no llegamos a tener?
¿Cuál fue la vida que hubo en esto? ¿Qué fue esto para la vida?)
En el tren suburbano,
¿Llegaste a interesarte en mí?
¿Aproveché el tiempo mirándote?
¿Cuál fue el ritmo de nuestro sosiego en el tren andante?
¿Cuál fue el entendimiento que no llegamos a tener?
¿Cuál fue la vida que hubo en esto? ¿Qué fue esto para la vida?)
¡Aprovechar
el tiempo!
¡Ah, déjenme que no aproveche nada!
¡Ni tiempo, ni ser, ni memorias de tiempo o de ser!
Déjenme ser una hoja de árbol, sacudida por la brisa,
La polvareda de un camino, involuntario y solo,
El arroyo casual de las lluvias que se acaban,
El surco que hacen en los caminos las ruedas mientras no vienen otras,
El trompo del muchacho que va a detenerse,
Y oscila, con el mismo movimiento que tiene la tierra,
Y se estremece, con el mismo movimiento que tiene el alma,
Y cae, como caen los dioses, en el suelo del Destino.
¡Ah, déjenme que no aproveche nada!
¡Ni tiempo, ni ser, ni memorias de tiempo o de ser!
Déjenme ser una hoja de árbol, sacudida por la brisa,
La polvareda de un camino, involuntario y solo,
El arroyo casual de las lluvias que se acaban,
El surco que hacen en los caminos las ruedas mientras no vienen otras,
El trompo del muchacho que va a detenerse,
Y oscila, con el mismo movimiento que tiene la tierra,
Y se estremece, con el mismo movimiento que tiene el alma,
Y cae, como caen los dioses, en el suelo del Destino.
El
tema de los heterónimos llenó buena parte de nuestro encuengtro,
esa capacidad de Pessoa para inventarse personajes con
características tan definidas, esa capacidad que tuvo para poder
salir de la enfermedad que lo acosaba, y de lo que él era
consciente.
Si
después de morir queréis escribir mi biografía no hay nada más sencillo. Tiene sólo dos fechas: la de mi nacimiento y la de mi muerte. Entre una y otra todos los días son míos.
Francisco
nos regaló un poema de su autoría que, por más de un motivo
atribuimos a Pessoa. Cosas de la buena escritura y excelente
lectura.
Miguel,
desde el sur, el brillante sur, nos envió un poema a través de
la vastedad del ciberespacio.
Tanto
él como Fidela están acompañándonos en cada encuentro.
Seguramente
quedn cosas por decir, pero, la taquigrafñia no es mi fuerte ni
mi memoria es todo lo fiable que debería serlo.
Nos
acompañó Betina, que viene de Suiza y que esperamos y deseamos
nos acompañe en esta andadura de los Diversos.
Diversos de toda diversidad.
Quedamos
en leer a Alejandra Pizarnik.
Hasta
el próximo sábado.
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