TAMBIÉN
UN NOMBRE PUEDE MODIFICAR UN CUERPO
Si
te llamaras Elvira,
tu vientre sería aún más terso y con más nácar.
Pero tan sólo el nombre de Mercedes
depositado por mis labios en tu cintura
condensaría la forma de esa espuma indecisa
que recorre tu espalda cuando duermes de bruces.
Respóndeme cuando te diga: Olga
y verás que en tus pechos un rubor palidece.
El nombre de María te volvería traslúcida.
Guarda silencio si te llamara por un nombre
que no pronuncio nunca,
por que si entonces respondieses
tus ojos -y los míos- se anegarían en llanto.
Un prueba final;
cuando sonríes
te pienso Irene,
y la sonrisa tuya es más que tu sonrisa:
amanece sin sombras la alegría del mundo.
¿Y si te llamo como tú me llamas...?
Entonces
descubriría una verdad:
en el principio no era el verbo.
El nácar y la espuma,
la palidez rosada,
la trasparencia, el llano, la alegría:
todo estaba ya en ti.
Los nombres que te invento no te crean.
Sólo
-a veces
son como luz los nombres...-
te iluminan.
ÁNGEL GONZÁLEZ
tu vientre sería aún más terso y con más nácar.
Pero tan sólo el nombre de Mercedes
depositado por mis labios en tu cintura
condensaría la forma de esa espuma indecisa
que recorre tu espalda cuando duermes de bruces.
Respóndeme cuando te diga: Olga
y verás que en tus pechos un rubor palidece.
El nombre de María te volvería traslúcida.
Guarda silencio si te llamara por un nombre
que no pronuncio nunca,
por que si entonces respondieses
tus ojos -y los míos- se anegarían en llanto.
Un prueba final;
cuando sonríes
te pienso Irene,
y la sonrisa tuya es más que tu sonrisa:
amanece sin sombras la alegría del mundo.
¿Y si te llamo como tú me llamas...?
Entonces
descubriría una verdad:
en el principio no era el verbo.
El nácar y la espuma,
la palidez rosada,
la trasparencia, el llano, la alegría:
todo estaba ya en ti.
Los nombres que te invento no te crean.
Sólo
-a veces
son como luz los nombres...-
te iluminan.
ÁNGEL GONZÁLEZ
Muy
buenas noches mis queridos Diversos, otro sábado más, este entre
festivos, la mañana nos encontró en la mesa del fondo del rincón
de Macondo.
Comenzamos
caminando por otros castellanos, Carlos nos hizo conocer los
castellanos europeos, esos castellanos que se habla por Grecia,
Serbia, Bosnia, Moldavia, Turquía...... En concreto estuvimos
escuchando música acompañada por hispanos no españoles, por
descendientes de los judíos expulsados de España. Como siempre
aprendimos y nos sorprendimos, siempre es agradable descubrir que el
verbo no entiende de fronteras ni de expulsiones y que sobrevive a
pesar de todo. También leímos en sefardí un poema titulado "La
mujer alegre" de Margalit Matitiahu.
Sara
leyó algunos de sus versos, en los que se escuchaba:"Si el
aire que respirar fuera yo", "Ser contigo", "
Sonría tu llamada".
Y
Ángel González nos acompañó un rato de mañana, nos
deslumbró y nos agradó encontrar poemas que nos parecieron
originales. Leímos Canción de amiga, Alga quisiera ser, La luz
a ti debida, Breves acotaciones para una biografía, El día se ha
ido, Ciego, El otoño se acerca y Cumpleaños, de este último
resaltamos dos versos que nos marcaron: Para vivir un año es
necesario/ morirse muchas veces mucho.
Comentar
que en el Macondo, como todos los años, tienen participaciones de
lotería de Navidad, estaría bien que la poesía viniese acompañada
de un premio, siempre podríamos celebrarlo. Así que el que se anime
puede comprarla, son participaciones de 5 €.
Y
el próximo sábado estamos de celebración, presentamos en nuestro
Macondo el libro de Concha "Viaxe en círculo", será
un momento compartido de disfrute, que aprovecharemos para que la
autora nos firme los libros. Será en la mañana del sábado 14 de
Diciembre.
Y
que el sol invernal de estos días llame a los besos y versos para
que iluminen nuestras horas.
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