Muy buenos días mis queridos Diversos. Empezando Junio recibimos la crónica certera, emotiva y esperanzada de nuestro querido caballero andante, Don Antonio Campos Romay, recordando..... y quizás...... Todo visto desde su ventana.
A por el reencuentro, va faltando menos.
Besos y versos.
Ángeles.
Le dicen JUNIO…. Y puede ser verdad….
“Cuántas veces me acuerdo
de vosotras, lejanas
noches del mes de junio, cuántas veces
me saltaron las lágrimas,
por no ser más que un hombre, cuánto quise
morir
o soñé con venderme al diablo,
que nunca me escuchó.
Pero también
la vida nos sujeta porque precisamente
no es como la esperábamos”.
Esto musitaba el difunto prematuro, Jaime Gil de Biedma, reencarnado en sus versos, de auténtico oficio orfebre de letras, muy de derechas por familia, muy iconoclasta de prejuicios por sus actos, su izquierdismo no fue suficiente para ablandar el puritanismo de los sesenta de un PSUC reacio a aceptar en sus filas a un homosexual. Tal desaire no lo apartó del entorno filocomunista, ni la negativa resta reconocimiento a muchos otros valores que adornaron al PSUC y su entrañable cantera de hombres y mujeres comprometidos con la lucha democrática.
Tras tantos meses de soledad, de ausencia de encuentros afectuosos bajo la socarrona mirada de Gabo García Márquez, de las vivencias de “Diversos” entre risas y versos, habrá que concederle con toda razón a D. Jaime, “la vida nos sujeta porque precisamente/ no es como la esperábamos”...
No es como la esperábamos, ni en estos tiempos de nueva normalidad, que no es la anterior, ni menos es, la que está por venir. Como en el viejo tango porteño, cambiando el tocado por la mascarilla, “Bajo el ala del sombrero/Cuantas veces, embozada/Una lágrima asomada/Yo no pude contener”… viendo desmoronarse seguridades, sintiendo cuan inerme es el ser humano, cuan frágil puede ser lo que consideramos permanente y cuan vulnerable el modo vida…
Solo el consuelo de un verso oteando pretéritas noches de junio en las que la luminosidad de la Luna hace languidecer el coqueteo parpadeante de las estrellas, consigue que los parias fantasmales salidos de las cuevas del estado de alarma y la cuarentena recuperen la esperanza y la pasión por un mundo que el virus se empeñó en deshacer. Quizás se logré, y con agujas de vacunas se vuelvan a coser los días y los meses del calendario…quizás...
Lloran las musas los sábados ausentes de aquellos seres Diversos, esperando que el tiempo no borre en su alma el calor de cada verso, la complicidad de las miradas, el café saboreado con parsimonia y la cálida magia de cada encuentro.
Siempre quedará Macondo… Un trocito virtual en aquella mesa recogida, al fondo, frontera a la escalera de caracol…
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