Buenas
tardes mis queridos Diversos, otro sábado más sin Macondo pero con
poesía. Hoy crónica con imagen y poema que viene de la mano de
nuestro Quijote de nombre Alfonso Modroño. Trabajada con
cariño y con añoranza de reencuentro en nuestro ríncón.
Besos
y versos.
Ángeles.
RESEÑA DE UN SÁBADO QUE
ESPERA REENCONTRARSE
Hoy
he pasado, en mi hora de “desconfitamiento”, por delante del
Macondo, y dejé que mi mirada traspasase la vidriera hasta el rincón
del fondo… Allí estaban, anclados y en penumbra, los recuerdos.
Querría poder pasar; quedarme; sentarme, como tantos sábados, junto
a la mesa de mármol.
Ver
cómo, de nuevo, los abultados anillos directores que adornan la
belleza de las manos que dirigen la velada, se pavonean, orgullosos
de su angélica singularidad, y dejan, sobre el blanco pulido de la
mesa, la imagen de su sello, personal e intransferible.
Respirar
el aroma de las tazas de café junto a unos los libros, predispuestos
al placer de los placeres de una foto, pensada y dispuesta bajo la
sombra del ala de un sombrero.
Dejarme
flagelar por la entrañable incontinencia del pozo del discurso que
emerge en antoninos campos preñados de palabras con sabor a ron y
son cubano.
Hojear
los librillos franciscanos hirviendo en poesía y escuchar esa voz
atronadora que los recita, absorbiendo sus finales para que queden
flotando en la memoria.
Volar
hasta el jardín de los colores y el glamur, con las alas de luz y
los matices de una voz carmesí; “torreiro” de un faro de rayos
prodigiosos que traspasan el arco del espacio y te transportan a una
Francia romántica y bohemia.
Viajar
a Yoliandia, y dejarse atrapar por versos efervescentes que, en
burgas de poemas de agua hirviente, emanan de su entraña
secuestradora de océanos. Dejarme rescatar por la dulzura del beso
de su voz, cuando recita en la lengua materna, que acaricia… como
acaricia la lluvia en su Galicia la piedra enverdecida.
Sentir
el martilleo josefino --minucioso y calibrado--, golpeando el
lenguaje, para esculpir cada palabra y presentarla, con todo el
esplendor de su significado, sobre un “Mar de chuvia seca”
mientras ofrece con generosidad “Los abrazos líquidos” que
últimamente ansiamos mucho más.
Oír
los adjetivos que fluyen dulcemente del labio, verbo y temple, de un
ángel de prudencia que aguarda con paciencia el tiempo de su tiempo;
el momento preciso de airear los secretos que ha bendecido la pluma,
de castidad carmelita, con la que dibuja versos.
Percibir
el calor de ese brasero que recoge la brasa de Diversos, y calienta
tertulias entre amigos, camaradas del verso y la palabra, que
comparten la locura irrefrenable de amar la poesía.
Y
así estuve, un buen rato, repasando, uno a uno, a cada uno de
nosotros. Recordando mil gestos, mil cuestiones, mil momentos
preciosos, mil poemas… Y pase por Luis Alberto Cuenca, por Luis
García Montero, por Antonio Gamoneda, por Miguel Hernández, por
Machado, por Baroja, por Lorca, Bécquer, Benedetti, Borges…; y
hasta llegue a Gerardo diego y a Walt Whitman, y a Neruda; y recordé
a Quevedo, y a Balzac, y a François Villon, y a Vicente Aleixandre;
y como no, a mi adorado Juan Ramón Jiménez que me llevo hasta la
mismísima Rosalía y a los poetas gallegos.
Andaba
ya por los jugosos, diversos, versos de Gloria Fuertes:
<<<
Nací para poeta o para muerto,
escogí lo difícil
—supervivo
de todos los naufragios—,
y sigo con mis versos,
vivita y
coleando.
Nací
para puta o payaso,
escogí lo difícil
—hacer reír a
los clientes desahuciados—,
y sigo con mis trucos,
sacando
una paloma del refajo.
Nací
para nada o soldado,
y escogí lo difícil
—no ser apenas
nada en el tablado—,
y sigo entre fusiles y pistolas
sin
mancharme las manos. >>>
cuando
el clásico chasquido rosaliano, que se produce en el preciso momento
-- violento y repentino--, del cierre de libreta, ese en el que acaba
de leer sus, a veces, silábicos, erráticos, sarcásticos,
didácticos, empáticos… pero siempre simpáticos poemas
rosalianos, rimados e inspirados; me despertó de mi ensimismamiento.
Fue
como estar con vosotros… No sé el tiempo que pasó, pero tuve que
salir a toda prisa para llegar a casa, sin pasarme del horario de
paseo, y devolver mis huesos a su lugar de reclusión domiciliaria.
Y
Aquí me tenéis, con Billy Joel --que hoy cumple setenta años—,
escuchando la interpretación de su canción “Piano Man”. Cierro
los ojos y voy imaginando el día en que podre enamorarme de un “Gin
Tonic”, rodeado de amigos, de música y bullicio, en cualquier bar.
Y
sueño, con las once de un sábado cualquiera, entrando en el Macondo
para volver a vernos; para escuchar el ruido de las tazas de café
sobre la mesa de mármol, dando su aliento humeante a la tertulia
política --¡Oh no, perdón, jamás…! --, quiero decir POÉTICA.
Claro
que, siempre estará, a mano de la mano reposada, un libro, una
canción, un poema, un verso…
Mis
queridos Diversos: ¡Buenas tardes…! ¡Hasta pronto!
Alfonso
Modroño Márquez.
A Coruña, sábado, 9 de mayo
de 2020
SIEMPRE HABRÁ POESÍA
Mientras el mundo gire;
mientras la vida viva;
mientras pueda un corazón latir enamorado
y se guarden suspiros en un rincón del alma;
mientras vuelvan oscuras golondrinas,
jugando, a los cristales de un poeta…,
siempre habrá poesía.
Mientras el sol nos mime;
mientras la brisa siga;
mientras pueda en una flor dormir un beso largo
y se anillen anillos dos manos que se aman;
mientras puedan palabras encendidas
bajar un verso nuevo de una estrella…,
siempre habrá poesía.
Quijote.
A Coruña, 09 de mayo de 2020