domingo, 8 de marzo de 2020

Nuestro Macondo, sábado 7 de marzo de 2020







LA PRINCESA Y EL DRAGÓN
de LUIS ALBERTO DE CUENCA
Ataban a unos postes de madera
a las chicas más guapas del país
para aplacar la cólera del monstruo.
El pueblo andaba muy soliviantado,
y el rey, que era bastante más demócrata
de lo corriente, dijo a la princesa:
«Te toca, niña mía. No te oculto
que es duro para mí, pero la patria
te llama y no hay remedio. Así que ponte
el traje blanco de los cumpleaños
y ¡a la estaca!» Eso dijo, y la verdad
es que el dragón andaba últimamente
de lo más desalmado: una princesa
tal vez podría sosegarlo un poco.
Dicho y hecho. La niña, en plan Angélica,
pero sin esperanza de Ruggiero,
subió al cadalso que su patriotismo
le imponía. La gente de la calle
dejó de protestar. Y desde entonces
el dragón no salió de su caverna.

Veinte años después, el rey moría
sin descendencia, y el dragón, ya viejo,
se presentó en la corte con su esposa,
dos hijas (rubias como el trigo rubio,
con la piel escamosa y negras alas)
y un grupo de vistosas treintañeras.
Alegaba derechos sucesorios
al trono del país y prometía
cosas como el sufragio universal,
la igualdad ante la ley, las reformas
fiscal y agraria, la enseñanza pública...
El pueblo le entregó inmediatamente
las riendas del Estado.
Y la princesa,
más hermosa que nunca, se miraba
en los ojos saltones de su esposo
y se sentía la mujer de Dios.

Muy buenas tardes mis queridos Diversos. En nuestro encuentro de hoy surgieron diferentes anécdotas que aderezamos con versos y poesías. Caminamos por otros mundos y otros lugares aunque solamente en imaginación y recuerdos. Pero los recuerdos y la imaginación son importantes para sobrevivir en estos tiempos convulsos  que determinados virus reales o económicos quieren hacer que sean más complicados, así que parafraseando a Benedetti, defendamos la poesía.
Nos pusimos a leer poemas de Luis Alberto de Cuenca, y leímos y escuchamos La princesa y el dragón (preciosa historia de rabiosa actualidad, aunque ya no existan ni esas princesas ni esos dragones), Voy a escribir un libro, Soneto del amor oscuro, Remedia amoris, Vamos a ser felices, El desayuno. Versos de una aparente sencillez que encierran verdades que nos hacen pensar y sentir hondamente. También nos acompaño un poema de Gil de Biedma titulado Happy ending, con una cierta dosis de amargura en sus palabras. 
Alfonso nos leyó algunos de sus poemas, empezando por Llegué, (Como uno más de los desheredados, desván de los cuerpos olvidado, retales de una vida desgajada.... ), y otros versos que dicen: de amarguras intemperies, máscara que cubre los rostros..... Poemas que formar parte de un proyecto de hacer visibles a la gente que nadie ve, a los invisibles que hacen de la calle su hogar. 
Y también escuchamos el homenaje que Antonio escribió, desde su ventana, al recientemente fallecido Ernesto Cardenal, compartió con nosotros anécdotas y vivencias de un tiempo en común. Y nos pareció que era una buena ocasión, el sábado que viene, para recordar los versos de este nicaragüense coherente, en un país con vendavales constantes. 
Y seguimos deseando besos y versos para todos.
Ángeles. 


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