Muy
buenas noches mis queridos Diversos, la crónica de hoy la vemos
desde otra perspectiva, desde la ventana de Antonio Campos Romay.
Gracias Antonio.
Las
fotos que aparecen son de Placeres.
Y
besos y versos hasta el próximo sábado
DESDE
MI VENTANA
EN EL CIELO DE MACONDO.
Desde un recogido Macondo virtual, vagando por sus “cien años de soledad” entre el revoloteo travieso de coquetonas mariposas, sonríe socarrón y bondadoso Gabo García Márquez, como “el general en su laberinto”, ante los libros y fieles que se concitan con las musas frente a una mesa y un café cada sábado.
EN EL CIELO DE MACONDO.
Desde un recogido Macondo virtual, vagando por sus “cien años de soledad” entre el revoloteo travieso de coquetonas mariposas, sonríe socarrón y bondadoso Gabo García Márquez, como “el general en su laberinto”, ante los libros y fieles que se concitan con las musas frente a una mesa y un café cada sábado.
Luis
García Montero cantando la “Cuarentena” desde las hojas de un
poemario se muestra compungido con el paso del tiempo…
“Con qué ferocidad y a qué hora importuna
salen tus veinte años de la fotografía
para exigirme cuentas.
En los ojos heridos por la luz
sostienes la mirada de mis sobras,
en el descaro de tus profecías
desdeñas la lealtad de mis recuerdos,
en la piel transparente
anegas el cansancio de mi piel
y defines mis años por traiciones”
Su padre espiritual, D. Ángel González, Catedrático, profesor de Literatura licenciado en Derecho y genial amante de divagaciones ensoñadoras podría darle un poético contrapunto de “Cumpleaños”…
“Yo comprendo: he vivido
un año más, y eso es muy duro.
¡Mover el corazón todos los días
casi cien veces por minuto!
“Para vivir un año es necesario
morirse muchas veces mucho”.
Y así entre un granadino, maestro joven de las letras, catedrático de Literatura, hoy metido a director del Instituto Cervantes como profeta de la palabra castellana y el viejo maestro ovetense, tiempo ha trazando sus versos en las nubes, se fue otra mañana en un día que ya es menos despedido intermitentemente por un velo de lluvia.
“Con qué ferocidad y a qué hora importuna
salen tus veinte años de la fotografía
para exigirme cuentas.
En los ojos heridos por la luz
sostienes la mirada de mis sobras,
en el descaro de tus profecías
desdeñas la lealtad de mis recuerdos,
en la piel transparente
anegas el cansancio de mi piel
y defines mis años por traiciones”
Su padre espiritual, D. Ángel González, Catedrático, profesor de Literatura licenciado en Derecho y genial amante de divagaciones ensoñadoras podría darle un poético contrapunto de “Cumpleaños”…
“Yo comprendo: he vivido
un año más, y eso es muy duro.
¡Mover el corazón todos los días
casi cien veces por minuto!
“Para vivir un año es necesario
morirse muchas veces mucho”.
Y así entre un granadino, maestro joven de las letras, catedrático de Literatura, hoy metido a director del Instituto Cervantes como profeta de la palabra castellana y el viejo maestro ovetense, tiempo ha trazando sus versos en las nubes, se fue otra mañana en un día que ya es menos despedido intermitentemente por un velo de lluvia.