domingo, 3 de marzo de 2019

Nuestro Macondo, sábado 23 de febrero de 2019



JOSÉ LUÍS PEIXOTO

imagen de inernet

a la hora de poner la mesa, éramos cinco:
mi padre, mi madre, mis hermanas
y yo. después, mi hermana mayor
se casó. después, mi hermana pequeña
se casó. después, mi padre murió. hoy,
a la hora de poner la mesa, somos cinco,
menos mi hermana mayor que está
en su casa, menos mi hermana
pequeña que está en su casa, menos mi
padre, menos mi madre viuda. cada uno
de ellos es un lugar vacío en esta mesa en la que
como solo. pero estarán siempre aquí.
a la hora de poner la mesa, seremos siempre cinco.
mientras uno de nosotros esté vivo, seremos
siempre cinco.

na hora de pôr a mesa, éramos cinco:
o meu pai, a minha mãe, as minhas irmãs
e eu. depois, a minha irmã mais velha
casou-se. depois, a minha irmã mais nova
casou-se. depois, o meu pai morreu. hoje,
na hora de pôr a mesa, somos cinco,
menos a minha irmã mais velha que está
na casa dela, menos a minha irmã mais
nova que está na casa dela, menos o meu
pai, menos a minha mãe viuva. cada um
deles é um lugar vazio nesta mesa onde
como sozinho. mas irão estar sempre aqui.
na hora de pôr a mesa, seremos sempre cinco.
enquanto um de nós estiver vivo, seremos
sempre cinco.

Muy buenas noches de sábado mis queridos Diversos, hoy los versos de la mesa del fondo del café de Macondo nos encontraron hablando de ausencias y presencias, lejanas o cercanas, y para ello utilizamos los versos del portugués José Luís Peixoto que un martes 23 de febrero del 2010 nos dejó sus poemas en Coruña, en un encuentro de poetas DI(N)VERSOS. El poema que encabeza el correo nos hace ver de manera preciosa que la muerte no es el final, siempre habrá vida en el recuerdo de alguien al que hemos querido y que nos ha querido. Seremos siempre cinco.
Y escuchamos los versos de Placeres: Falsos reflejos: Donde se encuentra la línea entre lo que deseamos expresar y lo que el otro entiende..... Somos un reflejo de lo ya sentido. Estos versos nos hacen ver que muchas veces solamente oímos para contestar sin pararnos a pensar, ni en lo que oímos, ni en lo que decimos. Y Paco nos regaló los versos de Y me iré: El cielo y la tierra unirán sus manos y me dirán adiós, hasta siempre......, hermosa reflexión de nuestra vida finita.
Y leímos un poema de Joan Margarit, La espera, y nos quedamos con ganas de más, por eso esperamos al sábado que viene, que será 2 de marzo, para leer y escuchar más versos de este autor.
Y sin más y con más aromas de anís, nos despedimos entre besos y versos.
Ángeles.
foto propia 



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