LUIS SUÑÉN en BERBIRIANA
con NOROESTE
Muy
buenos días mis queridos Diversos. Comienza julio, mes de descanso
de nuestras reuniones poéticas, al igual que agosto. Es bueno
separarse para extrañarse y volver a reencontrarnos con toda la
poesía que habite en nosotros en estos días de separación.
Pero
el sábado compartimos mesa y café y los versos que acudieron,
comenzamos con un recorrido por las leyendas e historias antiguas de
San Andrés de Teixido, y también recuerdos compartidos de dos
ferrolanos.
Comenzamos
comentando el libro de poemas de Luis Suñén,
Noroeste, que presentó en Berbiriana el pasado miércoles. Poemas,
prosa poética, microrrelatos, hay opiniones para todo. Pero está
bien conocer para decidir. Leímos algunos versos.
Y
después vinieron los versos de Paco: A ti
peregrino sin fin, que recorres los caminos de los sueños.... cielos
que reflejan las estrellas que te guían, versos que forman parte
de un proyecto a varias lenguas, Paco siempre pensando en novedades y
versos. Y Rosalía nos anunció que Buscando
una poesía bajo la sombra del cielo gris, escupir rayos de luz.....,
volvieron a bailar certeramente las palabras en su libreta azul y las
compartió con nosotros. Y escribió también una décima dedicada al
verano, comentando que En el sur es un tirano, ..... y aquí
se hace larga la espera. Nos congratula recibir de nuevo sus
versos. Y llegó Carmen acompañada de los vapores
de anís y de la magia, nos interpretó una canción que incorporó
hace poco a su repertorio, Qué vendrá?, que vendrá? Describo mi
camino. La cantó entre francés y castellano y se paró el tiempo y
acariciamos las almas con su magia. Gracias Carmen.
Y
nos separamos para volver a reencontrarnos bajo la atenta mirada de
García Márquez el sábado 7 (bonito número) de septiembre
recordando aquí las palabras de Gil de Biedma, Amistad
a lo largo, que son un clásico en nuestras despedidas:
«Amistad a lo largo» Gil de Biedma
Pasan
lentos los días
y
muchas veces estuvimos solos.
Pero
luego hay momentos felices
para
dejarse ser en amistad.
Mirad:
somos nosotros.
Un
destino condujo diestramente
las
horas, y brotó la compañía.
Llegaban
las noches. Al amor de ellas
nosotros
encendíamos palabras,
las
palabras que luego abandonamos
para
subir a más
empezamos
a ser los compañeros
que
se conocen
por
encima de la voz o de la seña.
Ahora
sí. Pueden alzarse
las
gentiles palabras
-esas
que ya no dicen cosas-,
flotar
ligeramente sobre el aire;
porque
estamos nosotros enzarzados
en
mundo, sarmentosos
de
historia acumulada,
y
está la compañía que formamos plena,
frondosa
de presencias.
Detrás
de cada uno
vela
su casa, el campo, la distancia.
Pero
callad.
Quiero
deciros algo.
Sólo
quiero deciros que estamos todos juntos.
A
veces, al hablar, alguno olvida
su
brazo sobre el mío,
y
yo aunque esté callado doy las gracias,
porque
hay paz en los cuerpos y en nosotros.
Quiero
deciros cómo todos trajimos
nuestras
vidas aquí, para contarlas.
Largamente,
los unos a los otros
en
el rincón hablamos, ¡tantos meses!
que
no sabemos bien, y en el recuerdo
el
júbilo es igual a la tristeza.
Para
nosotros el dolor es tierno.
¡Ay,
el tiempo! Ya todo se comprende.
Que
los días de verano estén llenos de besos y versos, nos vemos en
septiembre,
Ángeles,