Unha cita coa poesía
Punto de encuentro entre gentes que tenemos amor a la poesía. Somos hombres y mujeres (y viceversa) con saberes, gustos, edades, orígenes y, sin duda, destinos diversos. Aquí están nuestras palabras, nuestros sueños, nuestras alegrías, nuestros intereses, nuestras dudas y nuestras certezas.
domingo, 20 de marzo de 2016
Nuestro Macondo, sábado 19 de marzo de 2016
La jardinera
(Violeta Parra)
Para olvidarme de ti
voy a cultivar la tierra.
En ella espero encontrar
remedio para mi pena.
Aquí plantaré el rosal
de las espinas más gruesas.
Tendré lista la corona
para cuando en mí te mueras.
Para mi tristeza, violeta azul,
clavelina roja pa’ mi pasión,
y, para saber si me corresponde,
deshojo un blanco manzanillón:
si me quiere –mucho, poquito, nada–,
tranquilo queda mi corazón.
Creciendo irán poco a poco
los alegres pensamientos.
Cuando ya estén florecidos,
irá lejos tu recuerdo.
De la flor de la amapola
seré su mejor amiga.
La pondré bajo la almohada
para dormirme tranquila.
Cogollo de toronjil,
cuando me aumenten las penas,
las flores de mi jardín
han de ser mis enfermeras.
Y si acaso yo me ausento
antes que tú te arrepientas,
heredarás estas flores:
¡ven a curarte con ellas!
voy a cultivar la tierra.
En ella espero encontrar
remedio para mi pena.
Aquí plantaré el rosal
de las espinas más gruesas.
Tendré lista la corona
para cuando en mí te mueras.
Para mi tristeza, violeta azul,
clavelina roja pa’ mi pasión,
y, para saber si me corresponde,
deshojo un blanco manzanillón:
si me quiere –mucho, poquito, nada–,
tranquilo queda mi corazón.
Creciendo irán poco a poco
los alegres pensamientos.
Cuando ya estén florecidos,
irá lejos tu recuerdo.
De la flor de la amapola
seré su mejor amiga.
La pondré bajo la almohada
para dormirme tranquila.
Cogollo de toronjil,
cuando me aumenten las penas,
las flores de mi jardín
han de ser mis enfermeras.
Y si acaso yo me ausento
antes que tú te arrepientas,
heredarás estas flores:
¡ven a curarte con ellas!
FELIZ DÍA PARA TODOS.
jueves, 17 de marzo de 2016
Pavese y las miradas
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos... (César Pavese)
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
-esta muerte que nos acompaña
de la mañana a la noche, insomne,
sorda, como un viejo remordimiento
o un vicio absurdo-. Tus ojos
serán una vana palabra,
un grito acallado, un silencio.
Así los ves cada mañana
cuando sola sobre ti misma te inclinas
en el espejo. Oh querida esperanza,
también ese día sabremos nosotros
que eres la vida y eres la nada.
Para todos tiene la muerte una mirada.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
Será como abandonar un vicio,
como contemplar en el espejo
el resurgir de un rostro muerto,
como escuchar unos labios cerrados.
Mudos, descenderemos en el remolino.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
-esta muerte que nos acompaña
de la mañana a la noche, insomne,
sorda, como un viejo remordimiento
o un vicio absurdo-. Tus ojos
serán una vana palabra,
un grito acallado, un silencio.
Así los ves cada mañana
cuando sola sobre ti misma te inclinas
en el espejo. Oh querida esperanza,
también ese día sabremos nosotros
que eres la vida y eres la nada.
Para todos tiene la muerte una mirada.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
Será como abandonar un vicio,
como contemplar en el espejo
el resurgir de un rostro muerto,
como escuchar unos labios cerrados.
Mudos, descenderemos en el remolino.
Que la música, el sol, las sonrisas, los versos y los besos acompañen nuestro caminar por las horas de los días........
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Nuestro Macondo, sábado 5 de Marzo de 2016
Meriendo algunas tardes
(Ángel González)
Meriendo algunas tardes:
no todas tienen pulpa comestible.
Si estoy junto a la mar
muerdo primero los acantilados.
Luego las nubes cárdenas y el cielo
-escupo las gaviotas-,
y para postre dejo las bañistas
jugando a la pelota y despeinadas.
Si estoy en la ciudad
meriendo tarde a secas:
mastico lentamente los minutos
-tras haberles quitado las espinas-
y cuando se me acaban
me voy rumiando sombras,
rememorando el tiempo devorado
con un acre sabor a nada en la garganta.
Meriendo algunas tardes:
no todas tienen pulpa comestible.
Si estoy junto a la mar
muerdo primero los acantilados.
Luego las nubes cárdenas y el cielo
-escupo las gaviotas-,
y para postre dejo las bañistas
jugando a la pelota y despeinadas.
Si estoy en la ciudad
meriendo tarde a secas:
mastico lentamente los minutos
-tras haberles quitado las espinas-
y cuando se me acaban
me voy rumiando sombras,
rememorando el tiempo devorado
con un acre sabor a nada en la garganta.
Muy buenas y frías noches queridos Diversos. El sábado pasado llegamos nosotros y también los versos, y por supuesto los sueños que nos harán vencer los miedos, o al menos intentarlo. A veces no es tan importante la meta como el camino hacia ella.....
Leímos poemas de Ángel González, el que inicia esta crónica, Meriendo algunas tardes, nos habla de las cosas importantes de la vida desde el lenguaje cotidiano y amable. Y leímos y escuchamos Ayer que dice: Ayer fue miércoles toda la mañana, por la tarde cambió, se puso casi lunes......, en donde Ángel González nos habla del inexorable paso del tiempo y de la necesidad de aprovechar los momentos.
Y después nos propusimos soñar y realizar los sueños, comentamos la posibilidad de autoeditar un libro conjunto como DIVERSOS, en el cual escribiríamos dos o tres poemas cada uno, podríamos empezar a recopilarlos en una carpeta, yo me encargo si me los mandáis por mail. Sería muy agradable tener un libro nuestro con poemas llegados de lejanas tierras turcas, de soleadas calles jerezanas, de nuestra tierra, en castellano, gallego, francés. Pienso que es bueno estar abierto a todas las posibilidades y a todas las puertas.......
Y con este fin comenzamos a leer nuestros poemas, Mercedes nos llevó por un recorrido por el cine, con palabras de amor. Miguel Melero nos leyó su poema Ojos: Tus ojos me cuentan la vida,....... y nos explicó la génesis del poema, también escuchamos Mujer y madre, unión de pensamiento y sentimiento. Y nos leyó Miedo, me da miedo la evidia que sobrevuela cualquier momento o lugar y Miedo II, miedo de la luz azul que anda detrás..........Carmen nos leyó dulcemente un poema que habla de la morriña que sintió cuando no estuvo aquí: O que non puiden atopar ainda, foi o mar.... A terra parecía tan distinta, pasara tanto tempo sen chover......., sentimos un acercamienrto al ánimo rosaliano en sus palabras. Y también escuchamos Paisaje: un prado de azulejos lleno aman en la siesta y mueren en la tarde.... Y yo leí dos poemas-microrrelatos que hablan de príncipes, relojes, princesas, mariposas e invitan a soñar. Lo dicho, animémonos y veamos lo que ocurre. Espero vuestros poemas.
Y quedamos emplazados para el sábado 12 de marzo con los versos de César Pavese, como siempre en la mesa del fondo del café de Macondo, entre sueños y vapores y por supuesto entre besos y versos.
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